Fauna salvaje, infinitas sabanas, adrenalínicas vivencias, épicos atardeceres, cielos plagados de estrellas... Todo esto forma parte del imaginario colectivo asociado a un safari. Pero si el destino es South Luangwa la experiencia no es que cambie, es que mejora hasta cotas inimaginables.
Dos razones encabezan la lista de motivos para escoger este parque nacional: es uno de los grandes santuarios naturales de África y la cuna de los safaris a pie. Pero hay más. Cuenta con los mejores guías del continente y en su horizonte, que se extiende a lo largo de 9.059 kilómetros cuadrados, no hay escuadrones de jeeps ni multitudes blandiendo palos de selfie. Y además está en Zambia, una república subsahariana ajena a los conflictos que se viven más allá de sus fronteras, en la que conviven más de 70 etnias, donde todo discurre a ritmo pole pole –léase despacio– y los días siempre resultan insuficientes.
Y es que en South Luangwa la vida es un continuo proceso de aprendizaje, un viaje lleno de primeras veces en el que el extraño es quien lleva un visado en su pasaporte.