El paisaje de la provincia de Guanacaste está marcado por el curioso y frágil bosque tropical seco, que pierde sus hojas durante varios meses para dar paso al soberbio espectáculo de la floración masiva. Árboles como el poró, el malinche, el roble de sabana, el jacaranda o el guachipelín tiñen de vivos colores la pampa guanacasteca. Es tierra de haciendas ganaderas, en las que se puede ver, desde bien temprano, al sabanero cabalgando con su inseparable caballo.