
Cuando se recorre un poblado rupestre el asombro está garantizado. Las casas se adaptan al terreno, carecen de ángulos rectos y cada una es diferente y consigue atraer la atención. Además, en su interior la temperatura se mantiene constante todo el año.
La capacidad de la tierra para proporcionar espacios a resguardo de la lluvia y los excesos de frío o calor no pasó desapercibida al hombre del Paleolítico. Los primeros hogares permanentes de nuestra especie fueron subterráneos. Y en sus paredes quedó asimismo el testimonio de su arte. Aumentar artificialmente el tamaño de esas cavidades dio lugar a los distintos poblados o ciudades trogloditas.
César Manrique se inspiró en las viviendas de los primeros habitantes de Lanzarote cuando proyectó lo que hoy es su Casa-Museo, aprovechando cinco enormes burbujas en la lava. Los santuarios de Risco Caído en Gran Canaria, excavados por los guanches, aspiran a ser Patrimonio Mundial en 2019.
Desde la Historia natural de Plinio el Viejo que existen referencias a los asentamientos de trogloditas. El más antiguo se ubicaba en Egipto, cerca del Mar Rojo. Excavadas en rocas sedimentarias o volcánicas, estas viviendas protegieron y ocultaron a lo largo de la historia a distintos pueblos. Este es un viaje alrededor del mundo a la búsqueda de los más excepcionales hábitats trogloditas.