15 sorprendentes lugares donde bañarte

Porque las playas y las piscinas no son la única opción para pasar un día en remojo

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La piscina del diablo (Zambia)

¿Te atreverías a bañarte aquí? Ya solo el nombre tira para atrás… Esta piscina se forma en el río Zambeze, justo en el borde de las mismísimas Cataratas Victoria. Para llegar a la piscina, hay que cruzar el río, algo que se hace siempre con un guía y únicamente en temporada seca. Un baño de vértigo que raya la imprudencia. Sobre todo, si pensamos que en cualquier momento puede venir una crecida del río.

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Pamukkale (Turquía)

Cuando llegas, el paisaje parece sacado de una fábula o algo así: se asemeja a un enorme castillo de algodón blanco. Y de hecho, su nombre significa “castillo de algodón”, en turco. Las piscinas que se han ido formando, además de garantizar un baño divertido y refrescante, son de aguas termales ya que contienen grandes cantidades de bicarbonato y calcio. Eso es, precisamente, lo que produce las capas gruesas de piedra caliza y travertino con su característico color blanco, como si el agua se hubiera congelado. Este lugar en Turquía ya era conocido desde la Antigüedad tal y como lo atestigua la ciudad romana colindante de Hierápolis. Hoy es lugar Patrimonio de la Humanidad.

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Grotta della Poesia (Italia)

Con este nombre, ¿cómo no va a ser un lugar mágico? "La Grotta della Poesia" (“gruta de la poesía”) se encuentra en la población de Rocha Vecchia, en La Puglia, a unos 20 km. de la población de Otranto y junto a su famoso yacimiento arqueológico. Se trata de una cueva natural excavada por la acción del mar a lo largo de los siglos. Su nombre viene de la leyenda que explica que éste era el lugar favorito de una bella princesa, por lo que los poetas comenzaron a acudieron en tropel, según ellos, busca de inspiración. Hoy son muchos los visitantes que buscan también inspiración.

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Cataratas Havasu (Estados Unidos)

Estas maravillosas cataratas y sus pozas de espectacular agua azulada se producen en la desembocadura del río Havasu, en el río Colorado, en Arizona. La alta mineralización es la responsable de su particular color. Su curso y forma ha ido variando a lo largo del tiempo; pero se mantiene su belleza azul en contraste con lo desértico del entorno. El enclave donde se encuentran ha estado habitado históricamente por los indios Havasupai (“el pueblo del agua azul verdosa”).

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La Garganta de los Infiernos (España)

Un lugar maravilloso en tierras de Extremadura. Por si le faltaba algo al Valle del Jerte, en Cáceres, aquí tienes estas piscinas naturales. La Garganta de los Infiernos, que pertenece a la "Red de Espacios Naturales Protegidos de Extremadura", se ha hecho famosa por sus refrescantes pozas. Dos son los lugares claves a visitar: la zona de Los Pilones, donde las “marmitas gigantes” (producidas por el efecto del agua en sobre el granito) son ideales para un buen chapuzón, y  el Chorrero de la Virgen, una espectacular cascada. Como en época estival, que es cuando más apetece bañarse aquí, puede estar su cauce seco, lo mejor es que visites la zona también en primavera.

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Cataratas Kuang Si (Laos)

Kuang Si es un lugar paradisíaco próximo a Luang Prabang, en el norte de Laos. Su atractivo paisajístico es indudable, por lo que su cascada y bosque atraen a muchos viajeros que quieren disfrutar del espectacular salto de agua y las pequeñas piscinas que se forman de agua turquesa. Se han instalado merenderos y refugios para pasar el día, algo que a los laosianos les entusiasma hacer en los días festivos.

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Piscina Hamilton (Estados Unidos)

Hamilton Pool es una piscina natural que se originó tras el derrumbe de la cúpula de una cueva tras varios años de sufrir la erosión de su río subterráneo. Se encuentra a unos 40 kilómetros de Austin, en Texas, en la reserva natural de Balcones Cayonlands. Como es un lugar protegido, hay que reservar día de visita previo pago de la entrada. Mejor informarse en la página web del lugar.

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Laguna de Bacalar (México)

Se conoce como la laguna de los siete colores (aunque si observas con atención, probablemente verás incluso más tonos azules) y bañarse en ella es una experiencia mágica. Y es que Bacalar es uno de los pueblos mágicos del estado de Quintana Roo, en la península de Yucatán. La laguna se formó a partir de tres cenotes diferentes que se desbordaron. 

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Charco Azul (España)

El charco Azul, en la isla de El Hierro, es una de las zonas de baño más espectaculares de las Islas Canarias. Nos parece una maravilla que la lava volcánica contribuyera de esta forma a nuestro baño. Entrar en la calma agua turquesa mientras escuchamos el mar siempre bravo romper de fondo es una de esas experiencias que no se olvidan nunca. Su acceso caminando es fácil y cuenta con espacio para relajarse tomando el sol.

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Piscina natural To Sua (Samoa)

Parece salir de un escenario soñado; pero existe de verdad. Se trata de To Sua Ocean Trench, en la isla de Upolu, en el Océano Pacífico Sur. Esta maravillosa piscina de aguas color esmeralda se formó en un gran agujero de piedra caliza que alcanza treinta metros de altura. De hecho, “sua” se traduce también como “gran agujero”. La cavidad se llena del agua del océano a través de un túnel de lava y está rodeada de una exuberante selva tropical. 

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El Gran agujero azul (Belice)

Este lugar, más que para darse un baño, es para algo más profundo: en concreto, para bucear. Casi una circunferencia perfecta que se encuentra a dos horas de navegación del cayo Caulker, en Belice. Fue Jacques Cousteau quien popularizó este espectacular agujero de un azul profundo. Aunque es uno de los sitios soñados por los buceadores, es desde el aire desde donde mejor se aprecia su magia.

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Cascada de Agua Azul (México)

En medio de la selva Lacandona de Chiapas, al sur de México, se encuentra una de las cascadas más famosas del país. Se la conoce como Casacada de Agua Azul, por lo que es obvio que su color es espectacular, casi añil. El entorno es una combinación perfecta de vegetación y murmullo del agua. El encantador pueblo colonial de San Cristóbal de las Casas (a poco más de 100 km.) es una buena base desde la que visitar este lugar. El terremoto del 2017 casi secó el caudal del río; pero los vecinos lograron con sus propios medios recuperarlo.

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La Laguna Azul (Islandia)

Vale que no sea del todo natural; pero eso no significa que no sea un lugar espectacuar para bañarse. El Blue Lagoon es un balneario geotermal ubicado en uno de los campos de lava de Islandia, a 45 minutos de su capital, Reykjavik. Este lago artificial se alimenta desde finales de 1970 de las aguas procedentes de la cercana central geotérmica de Svartsengi. Cuando se dieron cuentan de sus propiedades curativas, se abrieron al público como destino turístico.

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Laguna de Apoyo (Nicaragua)

Esta laguna se encuentra en el centro de la cadena volcánica que atraviesa Nicaragua. Es de esos lugares tan bellos como amenazados por el turismo. La de Apoyo es una de las lagunas más bellas del pequeño país centroamericano. La encontramos muy cerca de la ciudad colonial de Granada y del departamento de Masaya. La laguna de Apoyo se originó al inundarse el cono invertido tras la explosión del volcán preexistente. Tiene una superficie de 2.110 hectáreas y una profundidad que se estima de algo más de 100 metros. Fue declarada reserva natural en 1991 por el Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (MARENA). El agua es un poco salobre y los gases que el volcán expulsa puntualmente en algunos lugares generan fuentes de aguas termales muya atractivas.

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Porto Moniz (Portugal)

Las aguas bravas rodean Maderia; pero en Moniz encontramos el puerto más seguro de la isla. Estas formaciones volcánicas posibilitaron un lugar de baño espléndido, uno de los más bellos de Portugal. Porto Moniz es una de las ciudades más antigua de la isla de Madeira. Se encuentra al noroeste y a  sus encantos propios, hay que sumar sus piscinas naturales, con todo tipo de infraestructuras y servicios, y el Bosque de Laurisilva, Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO.

No queremos complicar la vida a nadie; pero es que resulta que no todo se reduce a elegir entre piscina o playa. Hay una tercera vía que suma lo mejor de las dos opciones clásicas y que evita sus problemas. Si lo tuyo es estar en remojo; pero odias las olas tanto como el cloro, o si no puedes con la arena pegada en tu piel ni que se te pongan los ojos rojos porque al responsable de la piscina de tu pueblo se le fue la mano con el cloro, lo tuyo, entonces, será alguna de las piscinas naturales más sorprendentes del mundo.

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