Shanghái
El gran gigante asiático hace 20 años no era más que un gran puerto que había heredado la relevancia comercial de su antiguo estatus de Concesión francesa. Cuatro lustros después, los rascacielos bordean el Bund, los miradores proliferan en sus azoteas y el futurismo abraza al viajero nada más aterrizar aquí.
Sri Lanka
La isla con forma de perla o de lágrima que cuelga al sur de la India es hoy un destino en auge gracias a su combinación de templos, colinas tapizadas de campos de té, playas magníficas y terapias ayurvédicas. Hace veinte años Sri Lanka estaba cerca del fin del conflicto entre tamiles y cingaleses, pero el tsunami de 2004 acabó con la estructura hotelera de la costa. El país se recuperó rápidamente gracias a la colaboración internacional.
Emiratos Árabes Unidos
Dos ciudades, Dubái y Abu Dhabi, ejemplifican el poder de los petrodólares y, también, presentan un paradigma: ¿puede el turismo, a la larga, ser tan económicamente potente como los hidrocarburos?. La respuesta está en el aire, pero la apuesta de ambas metrópolis es clara, con edificios de récord, museos firmados por los mejores arquitectos, restaurantes internacionales y playas donde el remojo y el relax está garantizado todo el año.
Qatar
También ubicado en el Golfo Pérsico, este país ha seguido la misma fórmula de sus vecinos, con un nuevo Skyline futurista como reclamo económico entre los que sobresalen varios imprescindibles como su paseo La Corniche o el nuevo museo nacional, obra de Jean Nouvel y nueva flor en el desierto.
Antártida
La gran isla blanca, mito viajero desde la época de la exploración polar, se puede visitar a bordo de barcos que normalmente también realizan mediciones científicas. Los cruceros que han proliferado en la última década suelen partir del puerto argentino de Ushuaia, recorren el canal Beagle, bordean las islas Shetland del Sur y recorren la costa de la Península Antártica. La alternativa a la travesía marítima consiste en volar hasta la isla Rey Jorge, en las Shetland del Sur, y de allí realizar un crucero por la Península Antártica.
Puglia y Basilicata
El tacón de la bota y su región vecina eran ignoradas incluso por los propios italianos. El hecho de que gran parte de su población emigrara a las ciudades del norte no ayudó a valorar todas las joyas que aquí se ocultan. Eso sí, la capitalidad cultural europea de Matera y la necesidad de destinos costeros diferentes ha hecho que estos rincones se llenen de hoteles sofisticados, restaurantes sabrosísimos y de viajeros de todo el mundo.
Myanmar
Por mucho que el sudeste asiático ya fuera una Meca para mochileros y recién casados a finales del siglo XX, un país permanecía en el ostracismo por culpa de una dictadura militar que lo mantenía aislado: Myanmar. Sin embargo, los pequeños avances democráticos en los últimos años ha convertido este país en un objeto de deseo exótico con destinos indiscutibles como Bagan, recientemente designado Patrimonio de la Humanidad, o el lago Inle.
Montenegro
El conflicto de los Balcanes aún mantenía a este país en el ostracismo. Bueno, de hecho, no existía como estado y sus playas, ciudades y montañas estaban aún en reconstrucción. Sin embargo, en la actualidad, la costa montenegrina se ha convertido en el secreto mejor guardado del Mediterráneo, con arenales como los de Budva, fiordos como la bahía de Kotor y maravillas naturales como el lago de Shkodër. Una puerta de entrada fantástica para descubrir otros destinos en auge como las urbes bosnias o el litoral albanés.
Belfast
La ciudad de la Europa occidental más asolada por la violencia organizada en las últimas décadas estaba relamiéndose las heridas del conflicto paramilitar a finales del siglo XX. Sin embargo, hoy en día, la capital de Irlanda del Norte ha resurgido de sus cenizas, ha maquillado sus monumentos más ingleses, ha creado nuevos iconos como el Titanic Belfast y ha muestra las secuelas de aquellas discrepancias a través de murales con los que busca superar tanto trauma.
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Rioja Alavesa, La Rioja y el enoturismo
Inaugurada en 2006, la famosísima ciudad del vino de Marqués de Riscal cortaba la cinta del enoturismo. O, al menos, suponía un emblema para una nueva forma de viajar por España que en otros países como Francia o EE.UU. era más habitual: de cata en cata. Este nuevo tipo de viajero no solo ha conquistado ambas riberas del Ebro, también ha provocado la reinvención de destinos patrios como Ribera del Duero, Priorat, Ribeira Sacra o Jerez.
Uganda
La proximidad de países en conflicto como R.D. Congo o Ruanda y la hegemonía de la sabana como el paisaje más atractivo del continente negro había mantenido a Uganda en el ostracismo. Sin embargo, la observación de los gorilas ha colocado a su selva en el mapa de los deseos viajeros actuales, haciendo de esta actividad el caballo de batalla para preservar su hábitat y para atraer a todo tipo de viajeros.
Armenia y Azerbaiyán
Si en el Golfo Pérsico el dinero viene del petróleo, estas dos ex repúblicas soviéticas han basado su reinvención en el dinero obtenido por el gas. Sin embargo, puestos a encontrar diferencias, estas naciones sí que contaban con un pasado muy interesante que había dejado tras de sí yacimientos, ciudades antiguas y monumentos centenarios. Eso sí, para entrar en el siglo XXI, ambos estados han apostado por construir iconos modernos con los que decirle a todos los viajeros que son, de nuevo, bienvenidos.
Alentejo
La que fuera una de las regiones más empobrecidas de Portugal es ahora un destino rural diferente lleno de bodegas en auge, hoteles de diseño sostenible, playas salvajes y pueblecitos donde lo genuino no es una moda, es una religión.
Chiapas
El Levantamiento Zapatista de los años 90 provocó que Chiapas fuera durante mucho tiempo sinónimo de conflicto. Sin embargo, ahora es uno de los estados con más oferta paisajística y cultural de México y ha convertido su anterior mala fama en una oportunidad para aquellos viajeros que buscan rincones sin pervertir.
Panamá
El país del famoso canal se ha convertido en un enclave ideal para los aficionados a las playas y a la observación de fauna, en especial aves y cetáceos. La ruta que recorre Panamá de oeste a este permite bañarse en dos océanos, bucear entre corales, contemplar el paso de ballenas y adentrarse en una de las selvas más inexploradas del planeta. Y, además, disfrutar de una capital que ha recuperado su casco histórico y que crece de espaldas a los rascacielos.
Medellín y el Eje Cafetero
Atrás quedó el narcoterrorismo y la inestabilidad. Ahora Medellín deslumbra por su capacidad para resurgir de sus cenizas y por ser la perfecta puerta de entrada a algunas de las maravillas naturales más innegociables de Colombia como es el Eje Cafetero, el valle de Cocora o el Peñol.
Cabo Verde
En los albores del nuevo milenio, muchos empresarios del turismo encontraron en este archipiélago el lugar perfecto para crear unas nuevas Islas Canarias. Pero, más allá de las razones económicas, lo que encontraron fueron unas islas muy auténticas, con largas playas, desiertos hipnóticos y ciudades con carisma propio.
Bután
El país del Himalaya era una fortaleza casi inexpugnable hace unas décadas. Los permisos de entrada siguen teniendo un precio elevado, pero cada vez son más los viajeros que se animan a realizar los largos y exigentes trekings que recorren sus valles y collados, los únicos pasos posibles entre cumbres de más de 7000 m de altitud.
Islas Cook
¿Quién iba hace 20 años a las islas Cook? Pocos europeos, desde luego. Y no solo por lo costoso del viaje sino también por lo complicado que era llegar hasta este archipiélago del Pacífico, entre Hawái y Nueva Zelanda. Hoy en día, continúa siendo un enclave poco conocido, pero ha aumentado el número de agencias que las incluyen en su catálogo de destinos paradisiacos y también los vuelos. Las posibilidades de alojamiento y también de actividades son muy variadas.
Hokkaido
La isla más septentrional de Japón ha ganado fama como un destino de naturaleza y de esquí. Sus magníficos parques nacionales garantizan caminatas inolvidables en verano y travesías con esquís o con raquetas en invierno. Los Juegos Olímpicos de Invierno 2017 dieron un impulso internacional a las estaciones de Sapporo y Obihiro.
