Los 4 valles del Perigord, Francia

Viajamos a Francia para descubrir un paisaje moldeado por los ríos y salpicado de castillos y abadías

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Foto: Gtres

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Castillo de Monbazillac

Paisajes de viñas del Dordoña, el origen del Perigord púrpura

La esquina sudoeste (Perigord Púrpura) está tapizada de viñas y regada por el río Dordoña. Aquí se encuentra la ciudad de Bergerac, centro de una región vitivinícola de fama mundial. Además de probar los vinos que se elaboran en la zona –en la Maison du Vin de Monbazillac o de Bergerac, por ejemplo–, conviene dedicar tiempo a conocer su patrimonio monumental. El yacimiento galorromano de Montcaret preserva mosaicos, la abadía de Cadouin guarda un bello claustro gótico y la localidad de Couze-et-St-Front ha recuperado el molino de papel de La Rouzique, documentado desde 1530. El pueblo de Le Buisson-de-Cadouin, además de la citada abadía, muestra a los visitantes las grutas de Maxange, unas galerías descubiertas por casualidad el año 2000 y que, por el momento, cuentan con un recorrido de 250 metros abiertos al público. Cerca se halla el Jardín de Planbuisson, donde pueden verse hasta 180 especies de bambús.

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Catedral de St-Front (Périgueux)

Riberas del Isle

El valle es conocido como Perigord Blanco por su piedra clara. En el centro se sitúa la ciudad de Périgueux, que posee las ruinas romanas de Vesunna y la catedral de Saint-Front. Entre los castillos cabe destacar los de las localidades de Château L’Évêque y Neuvic. También hay templos notables: la abadía de Chancelade o el priorato de Merlande. Otros atractivos de la zona incluyen los paseos en canoa por los ríos Isle y Auvézère, el ecomuseo de Sorges y los mercados semanales, que invitan a degustar trufas y patés.

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Abadía de St-Pierre Vantôme

Valle del Dronne

El norte de la Dordoña es la zona más frondosa, de ahí su denominación de Perigord Verde. El Parque Périgord Limousin protege buena parte de sus bosques, atravesados por senderos aptos para todo tipo de visitantes. Navegar por el Dronne permite contemplar castillos y pueblos medievales, como Brantôme, que cuenta con una abadía benedictina adosada a un abrigo rocoso en el que hay galerías y viviendas "trogloditas". Además del Dronne, por aquí discurren los ríos Isle y Auvézère. Tal abundancia de cursos fluviales dio lugar a una industria papelera de la que se conservan diversos molinos.

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Gruta de Tourtoirac

Tesoros subterráneos del Vézère

El Perigord Negro, en el sudeste, es un fenomenal campo de restos prehistóricos. Cerca de Montignac se localizan las magníficas cuevas de Lascaux, consideradas la Capilla Sixtina del arte rupestre por sus frescos. Al norte, la villa de Tourtoirac a orillas del Auvézère, alberga unas grutas que son una maravilla geológica. Y al sur, St-Cirq esconde la gruta del Sorcier (hechicero), con grabados rupestres. El Pôle International de la Préhistoire, en Les Eyzies, ofrece exposiciones muy interesantes. El Perigord Negro también cuenta con bonitos monumentos como la iglesia de Savignac de Miremont o el castillo de Hautefort. En cuanto a actividades, sin duda es recomendable navegar por los ríos Dordoña y Vézère.   

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Los cuatro ríos que atraviesan el Perigord de este a oeste, Dronne, Isle, Dordoña y Vézère, han definido el paisaje de esta bella porción de Francia. En sus riberas surgieron castillos, pueblos y abadías que aún hoy maravillan y que tienen continuidad bajo tierra en grutas con pinturas rupestres y formaciones calcáreas que parecen obras de arte.

Su fantástico creador es el agua, un elemento vertebrador que se ha convertido en uno de los recursos más valiosos para atraer a los viajeros del siglo XXI. Los descensos en canoa o en gabarra, la visita a molinos y las antiguas fábricas de papel han revitalizado un panorama turístico que se completa con multitud de experiencias enológicas, como paseos entre viñas y catas de vinos. Un auténtico placer.

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