
En el siglo XIII se iniciaban los trabajos para convertir un gran yacimiento de sal en una de las minas más antiguas y bellas del mundo. Se hallan en el sur de Polonia y nadie que visite la ciudad de Cracovia escapa a su magnetismo. Lo mismo se podría decir de Yucatán, el destino más codiciados de México que guarda en su subsuelo las piscinas naturales más impresionantes del mundo, y de Eslovenia, cuya región del Kars es riquísima en grutas y cuevas de belleza impecable. Y la lista de las maravillas de las entrañas de la Tierra continúa en Moscú donde el hombre ha construido un metro repleto de arte o la ciudad subterránea de Montreal.