
Con ingredientes de proximidad y unas manos expertas se consiguen los mejores resultados en la cocina. Pero también influyen el paisaje, la temperatura, el ambiente y todas las condiciones que hacen que los sabores y olores sean más auténticos. Por eso, aunque en nuestro mundo cada vez más globalizado sea posible degustar un buen ceviche o una buen tom yam en rincones insospechados, lo deseable es buscar una tradicional cevichería en las calles de Lima o detenerse en un puesto con cacerolas humeantes en las calles de Bangkok para disfrutar de sus excelencias culinarias.