En el próximo número de Viajes National Geographic, la brújula guiará al lector hacia coordenadas próximas para escaparse y destinos lejanos donde evadirse y conquistar, con la lectura, el mundo. Montes horadados por ríos que se encajan en cañones y pueblos blancos de herencia andalusí configuran el paisaje de este sorprendente rincón del interior malagueño. Nuestra ruta empieza en lo alto del pico Torrecilla, a más de 1900 m, y acaba en las playas de Estepona después de disfrutar del abismo al que se asoma el Puente Nuevo de Ronda, descubrir las tradiciones y aromas de las poblaciones rondeñas, caminar por la sierra de Grazalema y admirar los castañales del valle del Genal. Un viaje para despertar los sentidos. Bilbao, la incombustible ciudad de la ría, el museo Guggenheim y los cafés del casco viejo, es el punto de partida de este gran viaje por los paisajes vizcaínos y guipuzcoanos. De la costa al monte, entre puertos pescadores, aldeas de montaña y la fabulosa San Sebastián, Euskadi abarca un territorio bello y diverso que da para varias vidas. Por eso resulta difícil resistirse a caminar por sus bosques, visitar pueblos con caseríos de piedra solemne, andar hasta una cumbre con vistas, asombrarse con los acantilados de flysh de Zumaia o sentirse como un personaje de Juego de Tronos al cruzar el puente de San Juan de Gaztelugatxe. Aragón reúne los picos más soberbios, altos y majestuosos de la vertiente sur del Pirineo. Jaca es la capital oficiosa de este territorio de bosques, ibones, desfiladeros y montañas, un paraíso para los aficionados al senderismo, la escalada, el descenso de barrancos, las rutas en canoa y la observación de fauna y flora. Nuestra ruta empieza al pie de los Mallos de Riglos, la entrada sur a este paraíso, visita el monasterio rupestre de San Juan de la Peña y se adentra en los valles que de este a oeste conducen a las zonas más altas de este Pirineo mágico: el valle de Hecho, el de Tena, el de Ordesa y el impresionante circo de cumbres del Monte Perdido y, por último el valle de Benasque, al pie del Aneto, el techo de la cordillera. Segovia es una de las ciudades más hermosas y cargadas de arte de Castilla, además de un sensacional punto de partida para descubrir comarcas con rincones naturales y un fabuloso patrimonio artístico e histórico. Y aunque parezca que nada puede superar el asombro que causa el Acueducto o el Alcázar segoviano, cualquiera de las carreteras que salen de la ciudad lo desmienten enseguida con sorpresas como las Hoces del Duratón o monumentos de tiempos pasados como el castillo mudéjar de Coca o el majestuosos Real Sitio de San Ildefonso. Santorini es la puerta más imponente para entrar en el fascinante archipiélago griego de las Cícladas, situado en pleno mar Egeo, a medio camino entre el Peloponeso y Creta. Viajar de isla en isla es la mejor manera de conocerlas a fondo y disfrutar no solo de sus playas y pueblecitos colgados sobre el mar, sino también de los sabores de su cocina y de la alegría de sus habitantes. Las jornadas de snorkel y los paseos junto a molinos de viento o por calles empinadas entre casas encaladas se pueden combinar con la visita a las ruinas de la sagrada isla de Delos o de la ciudad de Akrotiri, en Santorini. El viaje por la carretera circular de Islandia bordea acantilados y pasa junto a glaciares y cascadas colosales mientras, bajo los pies, la tierra palpita y se desborda en forma de géiseres, cráteres humeantes y aguas termales. Como un inmenso parque temático dedicado a la geología, esta isla fundada por vikingos y regida por las leyes de la naturaleza, maravilla a viajeros de todas las edades. Las posibilidades de acercarse a cascadas, glaciares y volcanes –las rutas guiadas permiten adentrarse más aún en el territorio– son la gran baza de este destino, también famoso por la posibilidad de observar ballenas y, en invierno, auroras boreales. Murcia, la ciudad del Segura, es el luminoso prólogo de una ruta por enclaves históricos, aldeas marineras y un litoral de gran valor ecológico que alcanza su cumbre en las playas y fondos de la punta de Calblanque. Tapear en el centro de Murcia y visitar el teatro romano de Cartagena completan una ruta repleta de alicientes para disfrutar desde solo unos días a varias semanas. El pequeño archipiélago de las Cíes ((Monteagudo, Faro y San Martiño) sorprende por sus paisajes intactos, la pureza de sus playas y su rica biodiversidad. Situado frente a las costas de Pontevedra, dibujando sus perfiles en el horizonte de las Rías Baixas gallegas, las Cíes forman parte del Parque Nacional de las Islas Atlánticas junto a las islas de Ons, Cortegada, Sálvora.