A Albarracín nadie le discute su belleza en medio del meandro del Guadalaviar. A algo más de media hora desde la capital turolense, Albarracín merece ser tridimensionalizada como algo más que una postal idílica, algo que permite hacer el turismo slow: más allá de mirar con otra óptica a destinos cercanos, los redescubre para ahondar en sus singularidades y disfrutarlas en plenitud. He aquí una completa ruta para no dejarse atrás nada de lo que ver en Albarracín, uno de los tesoros rurales más bellos de Teruel.