Asun Luján
Periodista redactora de Viajes National Geographic
El Adviento es una de las épocas más mágicas para recorrer Alemania y disfrutar de una de sus celebraciones más queridas. De la noche a la mañana, el corazón de muchas ciudades y algunos de sus monumentos amanecen iluminados con miles de bombillas centelleantes y en el aire flotan aromas a galletas de jengibre y a Glühwein, el tradicional vino caliente, idóneo para combatir las bajas temperaturas. Si Berlín, la gran capital alemana, llega a acoger hasta 60 mercados de Navidad (uno de los más encantadores es el que se instala frente al Palacio de Charlottenburg), tampoco desmerecen las ferias más modestas de localidades como Friburgo, capital de una hermosa zona vinícola.
El Striezelmarkts de Dresde, que desde 1434 se celebra en esta ciudad a orillas del río Elba, está considerado el más antiguo del mundo, y desde luego es el mejor lugar para disfrutar de un bocado del típico Stollen, el dulce relleno de frutas de la ciudad. También destaca el de Erfurt, en el centro geográfico de la Alemania reunificada, que este año acoge su edición 169. En 2019, a partir del 22 de noviembre y hasta el día de Navidad, se podrá pasear por la mayoría de estos mercadillos, desde las 10 de la mañana a las 8 de la noche, alargando la hora de cierre los fines de semana.
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