EN EL #11. CASTILLO DE NEUSCHWANSTEIN (BAVIERA)
El castillo imaginado por Luis II de Baviera (1845-1886) se eleva en un idílico paraje de los Alpes de Alemania. Erigido sobre un roquedo que Luis II dibujaba de niño, Neuschwanstein es hoy un fantasioso castillo que mandó edificar siendo ya rey, al cumplir los 24 años. Encaramado a una cresta que se asoma al lago Schwangau y a los Alpes, fue la última residencia real que mandó edificar, en la que solo pasó unas pocas noches.
Tras su aspecto fortificado, el interior fue concebido como una escenografía para las óperas de Wagner –su protegido–, con cortinajes, revestimientos de roble y frescos que aluden a mitos germánicos. Destaca el Salón del Trono, con suelos de mosaico y lámparas en forma de corona con gemas incrustadas. Sorprende la moderna equipación para la época, con agua corriente, calefacción, montacargas... Hoy es uno de los monumentos más visitados del país y etapa de la Ruta de Luis II, que permite recorrer los palacios soñados por este rey amante del arte, apodado «loco» por sus excentricidades.

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EN EL #10. CASTILLO DE BRAN (RUMANÍA)
Esta maravilla arquitectónica de Rumanía domina el valle que comunica la región de Valaquia con Transilvania, un lugar de paso esencial en la Edad Media. Se halla prendido de los acantilados de un monte, a 30 km de Brasov. De lejos se asemeja a ese escenario draculiano, cautiverio de princesas y misterios que lanzó a la fama la novela Drácula publicada por Bram Stoker en 1897. Sin embargo, de cerca resulta ser un inocente edificio que más bien parece un palacio ideal para rodar películas de época o incluso un lugar destinado a organizar cándidos recepciones. Muchos visitantes se muestran sorprendidos cuando descubren que aquí nunca residió el temible y legendario príncipe Vlad Tepes. Sin embrago, sí fue utilizado como fortaleza de los Caballeros de la Orden Teutónica y residencia real.

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EN EL #9. CASTILLO DE EDIMBURGO (ESCOCIA)
Desde la Royal Mile de la capital escocesa, en un paseo que asciende por la cuesta de Castle Hill se llega hasta la entrada principal de esta contundente fortaleza que encarna la historia de Escocia. Poco ha perdurado del bastión del siglo XI sobre el que se construyó la residencia de los monarcas escoceses, cuyo aspecto actual se remonta al siglo XV, época en la que también se urbanizaron las faldas del castillo. El monumento alberga el Palacio Real, un sobrio edificio en el que residieron importantes reyes y que hoy muestra la Sala de la Corona, donde se guardan los máximos emblemas de la nación escocesa: la corona, el cetro y la espada, así como la Piedra del Destino.
El recorrido por el castillo permite hacerse una idea de cómo transcurría la vida entre sus muros con la visita a estancias como las prisiones y salas de exposiciones que recrean escenas de su esplendor enThe Honours of Scotland. Incluye la del Scottish National War Memorial y el Museo de la Guerra. No hay que abandonar el castillo sin deleitarse con las vistas a la Old y New Town, que desde las murallas resultan excepcionales.

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EN EL #8. PALACIO REAL DE MADRID
Tras incendiarse en 1734 el antiguo alcázar de los Austrias en Madrid, Felipe V, primer Borbón que reinó en España, ordenó levantar en el mismo lugar este magnífico Palacio Real, como emblema de la nueva dinastía. Se trata de un conjunto magnífico, articulado alrededor de los patios de Armas y del Príncipe. Ocupa 135.000 m2 y tiene 3418 estancias. Entre las más lujosas que se muestran en la visita destacan la Real Armería con su valiosa colección, la Capilla Real, el Salón del Trono y la Galería de las Pinturas. El Jardín del Moro rodea el palacio.

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EN EL #7. TORRE DE LONDRES
Resistiendo entre un bosque de rascacielos de acero y cristal, esta impresionante e icónica fortaleza situada en lo alto de Tower Hill es una de las grandes atracciones de Londres, situada además a orillas del río Támesis. En su origen fue un bastión bretón que pasó a manos romanas, sajonas y después normandas. Deambular por sus salones es una experiencia histórica: sirvieron de palacio real y cárcel; acogieron fiestas medievales y patíbulos, y fueron escenario de episodios terroríficos, conspiraciones, torturas y leyendas. Aquí se exhiben las Joyas de la Corona británica. Patrimonio de la Humanidad desde 1988, en su interior reside una veintena de familias encargadas del mantenimiento del monumento, por lo que se conoce como «el pueblo más pequeño de Londres».

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EN EL #6. LA ALHAMBRA DE GRANADA
Es la joya de Granada y uno de los mayores tesoros arquitectónicos de España. Los palacios nazaríes fueron la culminación del arte andalusí en la Península, un precioso cofre repleto de estucos, mocárabes, mosaicos y jardines que transportan al viajero en el espacio y en el tiempo. Este enorme complejo monumental está además cargado de historia y leyendas. Se trata del conjunto más importante de arquitectura militar y palatina que se conserva del periodo nazarí. Antes que palacio fue una fortificación amurallada que pregonaba el poder de los príncipes.
La Alhambra es una ciudad palacio dispuesta para ser admirada desde fuera y desde dentro. Sus torres asoman sobre los edificios de Granada y enfrente, desde el mirador de San Nicolás, se la ve tornarse roja bajo la luz del atardecer. Pero nada iguala la emoción de traspasar sus murallas e impregnarse de su misterio. El recorrido por este monumento Patrimonio de la Humanidad depara sorpresas como la contemplación de exquisitos palacios y patios fragantes. Un conjunto enmarcado por las laderas de Sierra Nevada, que ha sido inagotable fuente de inspiración para artistas de todos los géneros y épocas.

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EN EL #5. PALACIO DE SCHÖNBRUNN EN VIENA
La antigua residencia de verano de los Habsburgo es una obra maestra del barroco y uno de los palacios imperiales de la capital de Austria. Desde 1996, el edificio y sus jardines están declarados Patrimonio de la Humanidad. Hoy accesible en transporte público desde el centro de Viena, la visita al interior discurre entre salones suntuosos, incluyendo los apartamentos del emperador Francisco José y los de su famosa esposa la emperatriz Sisi. Los jardines exhiben la más refinada expresión del paisajismo barroco. Fuentes y glorietas, miradores y cafés en edificios anexos, incluso un pequeño zoológico, construcciones modernistas de hierro y vidrio, laberintos vegetales y zonas boscosas. Este inmenso recinto verde hace olvidar al paseante que se encuentra en pleno siglo XXI y en una de las capitales más artísticas de Europa.

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EN EL #4. PALACIO DE VERSALLES (FRANCIA)
Este tesoro de Francia nació como pabellón de caza de Luis XIII y con su hijo Luis XIV fue extendiéndose en palacetes y jardines hasta convertirse en un sueño de reyes que maravilló al mundo. El monumento acaba de cumplir sus 400 años. La entrada principal a Versalles por el Patio de Armas ya da un primer contacto con la grandiosidad versallesca. Tras este se abre el Patio de Mármol, que aún conserva vestigios del palacete de caza que fue la semilla de Versalles, como la fachada de ladrillo o el pavimento con losas de mármol bicolor. A su alrededor fue creciendo el palacio. Una de las primeras estancias en sumarse fue el Aposento Real, en el primer piso e iluminado por tres grandes ventanales que hoy dan al amplio balcón que preside la fachada que mira al patio. Junto a estos se hallan los Aposentos de la Reina, que hace escasos meses reabrieron con mas dependencias renovadas. La Capilla Real es otro de los tesoros del palacio.

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EN EL #3. CASTILLO DE WAWEL en CRACOVIA (polonia)
El río Vístula traza una amplia curva frente a la ciudadela de Wawel, al sur de la ciudad vieja de Cracovia, que durante siglos fue la residencia de los reyes de Polonia. En su recinto sobresalen dos edificios monumentales: el Castillo y la Catedral de Cracovia. Las tumbas de los reyes y de personajes ilustres de la historia de Polonia, el campanario y el Tesoro de la Corona constituyen un estímulo suficiente para visitar la Catedral. Al Castillo (1540) se accede por uno de los patios renacentistas más impresionantes de Europa. Su armería exhibe una de las pocas espadas de coronación que se conservan en el mundo, la espada mellada Szczerbiec. Vale la pena iniciar la visita recorriendo la exposición «El Wawel perdido», antes de deambular por los Salones de Estado, los Apartamentos Reales, el Tesoro de la Corona y la Armería, y concluir, por ejemplo, con la visita a la curiosa Cueva del Dragón.

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EN EL #2. PALACIO DE BUCKINGHAM EN LONDRES
Cada verano, y durante diez semanas, la residencia oficial del rey de Gran Bretaña abre al público algunas de sus dependencias más suntuosas, como los espectaculares Salones de Estado, un conjunto de 19 estancias amuebladas y decoradas con valiosos tesoros de la Colección Real, que incluye pinturas de maestros como Rembrandt o Van Dyck. El palacio cuenta con 777 habitaciones y los jardines del palacio constituyen los más grandes de Londres de propiedad privada. El interior georgiano original del siglo XIX, el cual se conserva, cuenta con escayolas con incrustaciones de lapislázuli azul y rosa. Eduardo VII remodeló el palacio añadiendo elementos decorativos de estilo art decó. El cambio de guardia que se realiza a diario frente a la entrada atrae muchas miradas.

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EN EL #1. CASTILLO DE Praga (REPÚBLICA CHECA)
El cauce del Moldava y la colina Hradcany daban protección a esta inexpugnable fortaleza. Estas dos premisas determinaron el nacimiento en el siglo IX de un bastión que dio origen a la capital checa. Ubicado sobre un promontorio orientado al río, aquel conjunto defensivo se acompañó enseguida de un Palacio Real, tres iglesias (entre ellas la Catedral de San Vito y la Basílica de San Jorge), así como varios museos como la Galería de Pintura del Castillo, alojada en los antiguos establos. Todo ello rodeado con una muralla que propició a su alrededor el surgimiento de todo un barrio a su servicio, el actual Malá Strana. Algunas de sus mil y una leyendas indican el camino al Callejón del Oro, escondido en uno de sus extremos; en él vivieron alquimistas de Rodolfo II, bufones reales, orfebres y más tarde bohemios como Kafka. Con el paso de los siglos, el Castillo de Praga se convirtió en el centro de una zona de palacios de embajadores, jardines y conventos ricamente decorados, como el de Santuario de Loreto, lugar de peregrinaje, y el monasterio Strahov, fundado en 1140 y reconstruido en estilo barroco, que cuenta con la suntuosa Sala Teológica de su biblioteca. Tal abundancia de riquezas ha convertido la colina del Castillo en un enclave que requiere al menos un día entero de visita.