Recién estrenado

Así se duerme y se disfruta el nuevo hotel Mandarin Oriental Ritz, Madrid

El binomio entre la cadena de lujo asiática y el hotel más icónico de Madrid sorprende, pero funciona a la perfección.

Fue una boda, la que unió al rey Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg, el acontecimiento que lo cambió todo. Celebrada en Madrid en 1906, la ciudad no disponía de ningún hotel a la altura para acoger a los ilustres invitados provenientes de Europa, quienes tuvieron que alojarse en palacios locales que la nobleza española puso a su disposición. Cuatro años más tarde se acababa el agravio: el propio rey Alfonso XIII inauguraba el Ritz, el primer hotel de lujo de España.

Madrid comenzaba a posicionarse en el mapa internacional gracias a referentes de la vida social y cultural como este hotel, al que luego le sucederían coetáneos como el hotel Palace. De estilo afrancesado, creado a imagen y semejanza que su homólogo en París, la Belle Époque desplegaba sus alas en la capital asentando un nuevo canon cosmopolita que 100 años después comienza una nueva y lujosa vida, la que acaba de empezar bajo el paraguas de la cadena de lujo asiática Mandarin Oriental y que garantiza una larga vida al hotel Ritz.

1 /8
MRMAD Turret Suite. Y se hizo la luz

Foto: Mandarin Oriental Ritz Madrid

1 / 8

Y se hizo la luz

“Asegurar su posición como uno de los hoteles más legendarios del mundo” ha sido el objetivo principal de Mandarin Oriental para el hotel Ritz. Así lo declaró hace 3 años James Riley, director ejecutivo del grupo hotelero que hoy cuenta con el 50% de la propiedad y el 100% de la gestión del renovado hotel, cuando cerraban sus puertas para acometer la necesaria reforma o la “obra de restauración”, como ellos insisten en denominarlo. 1000 días después de cerrar uno más, y posiblemente el más determinante, de los capítulos de la historia de este hotel, vuelve la luz para iluminar no solo la carga histórica de sus muros, sino también su prometedor futuro.

Y es que, efectivamente, es esa luz el cambio más visible de la espectacular reforma llevada a cabo por el arquitecto español Rafael de La-Hoz y los interioristas franceses Giller & Boissier, donde todo ha cambiado para que todo siga igual: el Mandarin Oriental Ritz, Madrid sigue siendo el Ritz de Madrid. “Hemos tratado de volver a la idea original de Cesar Ritz, qué quería él transmitir con este edificio”, cuenta Inmaculada Casado, la relaciones públicas del hotel. Algo, a priori bastante simple, que sin embargo no ha resultado sencillo.

MRMAD Hall Alto. Ganarse el cielo

Foto: Mandarin Oriental Ritz Madrid

2 / 8

Ganarse el cielo

En la actualización del Mandarin Oriental Ritz, Madrid se ha trabajado en dos aspectos fundamentales para esta nueva vida del hotel; el primero es descubrir ese eje visual entre la entrada principal del edificio y el Museo del Prado, que ha sido una inspiración continua para la colección de arte del hotel, y el segundo, la descubierta de la montera, la cúpula que ha devuelto la luz al edificio de una forma tanto real como figurada. “Esta cubierta es muy particular, porque el peso lo soporta el vidrio, no la estructura”, cuenta Casado. “Rafael de La-Hoz confirmó que en sus orígenes esta obra debió ser algo increíble, muy complicado a nivel arquitectónico, algo que generó tantos problemas de goteras, aislamientos, etc., que al final se acabó por techar con escayola y cemento”, matiza. Y el Ritz se oscureció durante 80 años. Hasta ahora.

MRMAD Palm Court. Bajo el cielo de Madrid

Foto: Mandarin Oriental Ritz Madrid

3 / 8

Champagne y chocolate con churros

Una idea atemporal y reconfortante del lujo invade al huésped al cruzar el umbral del hotel. El Ritz comienza bien este nuevo capítulo de su historia, superando el gran desafío hotelero del siglo XXI en este segmento: romper la estandarización del lujo.

El afán por crear y desarrollar la experiencia de usuario local sin dejar de ser fiel a la marca, es una confluencia de varios factores que el Mandarin Oriental Ritz Madrid ha superado con nota. Aquí se aprecia la marca hotelera, la cultura y la identidad de la cadena asiática cuyo origen se encuentra en Hong Kong, pero también la historia, el patrimonio y la cultura del hotel más icónico de nuestro país. El Mandarin Oriental Ritz, Madrid es el champán, pero también el chocolate con churros, un maridaje arriesgado que requiere comprender la marca y su identidad, y también contar con la suficiente flexibilidad para gestionarlas de forma coherente.

Mandarin Oriental Ritz, Madrid ofrece una propiedad única que realmente acoge gracias a su carga histórica, mientras que la marca y la identidad se reflejan de manera más sutil. Que la sombra de Mandarin Oriental es muy alargada se evidencia, por ejemplo, en el estilo de servicio (todo el equipo humano pertenecía a la plantilla del hotel Ritz y ha sido ampliado con nuevas contrataciones hasta llegar a 315 personas en plantilla), donde el carácter madrileño, cálido y acogedor, se mezcla con rituales asiáticos como entregar toda la documentación con las dos manos como gesto de atención y bienvenida. Y sí, la cosa funciona.

Comprueba disponibilidad y precios en Booking.com

Booking.com

MRMAD Lobby

4 / 8

Un hotel-museo

Un abanico de nácar y encaje blanco del siglo XVII comprado en una subasta en Hong Kong y que está ubicado en la recepción es el nuevo emblema del hotel. Le acompaña en tan magna tarea una escultura de Factum Arte que representa el vuelo de un abanico en manos de una bailaora de flamenco, y que abarca toda la pared frontal del mismo espacio reservado a dar la bienvenida y despedir al cliente.

Fueron los parisinos Giller & Boissier quienes, empeñados en mantener la esencia del hotel y fomentar sus puntos fuertes, quisieron integrar en las entrañas del edificio todo lo bueno y lo bonito, no solo de la propiedad, sino del exterior, el Parque del Retiro entre ellos. Fruto de esa inspiración nació la instalación que se encuentra en el techo nada más entrar en el hotel, compuesta por hojas de los árboles del retiro que fueron fotografiando y recreando en materiales como en bronce o níquel. Las hojas en color cobre representan los árboles endémicos de Madrid, y el resto pertenecen a árboles que llegaron para quedarse, un significado que el estudio británico Haberdashery, creador de la obra Remolino del Retiro, quiso plasmar destacando el hecho de que Madrid es una ciudad abierta que acoge al viajero de paso, o al que llega para quedarse. Y así es como dan la bienvenida en el Mandarin Oriental Ritz de Madrid.

MRMAD Turret Suite  bathroom. Sentido y sostenibilidad

Foto: Mandarin Oriental Ritz Madrid

6 / 8

Sentido y sostenibilidad

53 de sus 153 habitaciones son suites, de entre las que destaca una Suite Real de casi 200 metros cuadrados, pero a la que aún le quedan algunos detalles para estar terminada. Molduras, mullidas alfombras, cortinajes que aportan solemnidad y una decoración de colores ocres donde destacan el blanco y dorado dan la bienvenida al viajero. Y mientras que el hotel ha ganado en confort, el planeta lo ha hecho en sostenibilidad, ya que en ninguna de sus habitaciones se puede encontrar plásticos de un solo uso, ni siquiera los en los amenities de baño, que pertenecen a la marca catalana Natura Bissé. Maxi bar con cafetera y cápsulas Nespresso de cortesía, sábanas de hilo, batas además de albornoces, y hasta una esterilla para practicar yoga en la habitación completan el suma y sigue de atractivos de las que pueden ser las habitaciones más caras de la planta hotelera de Madrid. Un equipo de mayordomos vela por las necesidades del huésped, y no es de extrañar que entre los mimos se encuentre preparar un baño con velas y aceites esenciales. Qué difícil es cuantificar el lujo.

MRMAD Deessa Food. Quique Dacosta a los fogones

Foto: Mandarin Oriental Ritz Madrid

7 / 8

Quique Dacosta a los fogones

Tres nuevos restaurantes, Deessa, Palm Court, El Jardín del Ritz ( donde se encuentra ahora la restaurada escultura de la diosa Diana), dos nuevos bares, Pictura y Champagne Bar, forman los cinco espacios gastronómicos creados y dirigidos por el tres estrellas Michelin Quique Dacosta. “Es emocionante para mi equipo y para mí ver nuestro sueño materializado, llegamos a Madrid con el máximo deseo de aportar nuestro granito de arroz en el mejor momento gastronómico de la ciudad”, asegura Dacosta, cuyo discurso gastronómico no ha dejado nada al azar. En una plaza tan exigente como Madrid y en las entrañas del hotel que todo el mundo tiene en su punto de mira, Dacosta parece tener muy claro lo busca en estos cinco restaurantes de distintos estilos gastronómicos, donde en alguno de ellos como Deessa, tal vez su apuesta más personal, ya ha colgado el cartel de completo durante algunas semanas. En Palm Court, bajo la cúpula de cristal, se recupera la gastronomía que más recuerda a la tradición gastronómica del hotel como los ‘globos de patata rellenos de bearnesa y láminas de solomillo’, el ‘cremoso de foie gras con velo de pato, jugo braseado y hojas silvestres’ o la ‘pastela de cochinillo asado caramelizada y crujiente con su piel’.

Además, el Palm Court también vuelve a ser el escenario del reconocido Afternoon Tea del hotel, diseñado en esta nueva era por Dacosta, pero manteniendo todo el esplendor de la tradición, tanto que en honor al espacio original concebido por César Ritz, volverá a lucir su platería siendo el único hotel que posee un departamento responsable de su perfecto mantenimiento.

hotelritz-swimming-pool-render-horizontal-crop-1 (1). Descenso al paraíso

Foto: Mandarin Oriental Ritz Madrid

8 / 8

Descenso al paraíso

Alejado de fogones y descorches se encuentra el spa del hotel, que ha sido creado desde cero dando fondo y forma a un santuario de relajación mas parecido a un “un palacio sumergido” que a un centro de bienestar, que también. Gestionado por The Beauty Concept, el spa cuenta con una única cabina de tratamientos, una sala de vapor, varias duchas de sensaciones y una piscina de ensueño cubierta por un techo iluminado por el patrón de estrellas que veríamos desde la superficie, desde el jardín del hotel. La magnífica pared de mármol blanco que se hunde en el agua aporta la plenitud necesaria para catalogar este spa como un lugar único en el corazón de Madrid. No está solo, le acompaña el resto del hotel.