
Situado en el norte de Chile y apresado por los Andes, el desierto de Atacama es uno de los paisajes más cautivadores y sorprendentes del mundo. Esta gran área caracterizada por su aridez está formada por inmensos salares, termas y géiseres, grandes minas de cobre y otros minerales y ofrece innumerables alicientes para recorrerlo. Uno de los más atractivos es el fenómeno natural que tiene lugar entre los meses de septiembre y noviembre y que se conoce como Atacama florido. Si las lluvias han sido abundantes durante la primavera, el desierto se convierte en una enorme superficie tintada con los más diversos colores y formas que se pueda imaginar.
El jardín del desierto
Más de 200 especies de flores, en su gran mayoría endémicas, cubren de colores la arena del desierto y le confieren un aspecto irreal y bellísimo. Este fenómeno además comporta una explosión de vida en esta área que afecta a todas sus criaturas que la habitan. Las flores atraen a los insectos que, además de polinizar las flores, son un festín para lagartos, aves y algunos mamíferos. Las semillas alimentan a las hormigas, aves y roedores que, a su vez, forman parte de la dieta del zorro, y la abundancia de hierba permite una alimentación excepcional para guanaco.
Para contemplar de cerca esta maravilloso espectáculo natural se pueden realizar excursiones desde algunas de las principales poblaciones de Atacama como San Pedro de Atacama, Copiapó, Iquique, Antofagasta y Arica, todas ellas con un interesante patrimonio arquitectónico y cultural y con todos los servicios.
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