una metáfora de la idea de unión, tanto física como simbólicamar Negro
El puente de Gálata es
, y el mejor lugar desde el que iniciar la visita a la ciudad turca. Con sus 490 metros de largo, une los dos márgenes del Cuerno de Oro, un estuario del Bósforo, que a su vez conecta el
con el mar de Mármara.
Además de ser una arteria básica para las comunicaciones de la ciudad, este mítico nexo de conexión ha sido un motivo de inspiración para numerosos artistas, escritores y cineastas, que lo han incluido en sus obras confirmando la importancia de una infraestructura como esta para una ciudad como Estambul.
Quizás debido a su situación privilegiada desde el punto de vista geoestratégico y a la cantidad de viajeros, navegantes y turistas que a lo largo del tiempo han pasado por este lugar, el puente de Gálata se ha convertido en un núcleo de actividad frenética. Debajo de la calle que transita por él, una multitud de restaurantes que sirven el pescado más fresco de la ciudad ofrecen al visitante la oportunidad de disfrutar de una cena a orillas del mar, a menudo amenizada por músicos ambulantes y un sinfín de lucecitas que se desdoblan en sus reflejos acuáticos. Algunos de estos locales son barcos que se balancean con el oleaje del canal, algo que aporta más romanticismo al ambiente, si cabe.