Egipto en Madrid

Ayer y Hoy: El Templo de Debod

Su ubicación exterior es el gran atractivo de este monumento faraónico, pero también su mayor enemigo.

Templo de Debod

En 1970, llegó a Madrid un pedazo de Egipto: el Templo de Debod. Desde entonces tiene el privilegio de ser uno de los pocos monumentos faraónicos completos que pueden verse fuera de Egipto. Y no dentro de una sala de museo, sino en lo alto de la Montaña del Príncipe Pío, una de las mejores postales de la capital. Pero esta ubicación, junto al aumento de visitas, ha hecho que 50 años después de su llegada, el templo esté en peligro.

Templo Debod

Templo Debod

El estado de conservación del templo lleva tiempo en discusión, y ya desde su llegada a la capital, suscitó la controversia. 

Foto: iStock

¿Qué hace un templo egipcio en Madrid?

Las 1.350 piedras que conforman este monumento faraónico no se encuentran en sus mejores condiciones. ¿Por qué? Los motivos son varios, pero parten de una misma raíz: su situación al aire libre, que ha sido objeto de controversia desde el momento que el templo aterrizó en Madrid el siglo pasado. En 1959, Egipto decidió donar cinco templos a los estados que más recursos destinaran a la campaña de salvamento de los monumentos nubios (que se encontraban en peligro tras las inundaciones que sufrió a finales del siglo XIX). Con el fin de descubrir y registrar el patrimonio histórico afectado, entre 1907 y 1908, se llevó a cabo la primera campaña de salvamento arqueológico de Nubia, dirigida por G. Reisner. España contribuyó financiera y científicamente, y en 1964 solicitó formalmente el Templo de Debod, que le fue otorgado por la República Árabe Unida un año más tarde.

La conservación de los edificios fue la base de este intercambio. La Unesco impuso una condición que los elegidos debían cumplir para garantizar su buen estado: debían ubicarse en el interior de museos abiertos al público. Los otros templos que se donaron, el de Dendur (Nueva York), Taffa (Leiden), Ellesiya (Turín) y el portal del templo de Kalabsha cumplieron este requisito. El de Debod, no. Se decidió no cubrirlo ante las dificultades técnicas y el enorme coste de construcción y de mantenimiento. Desde entonces, varias han sido las voces que se han alzado para reclamar la cobertura del templo. La última, la del ministro de Antigüedades y Turismo de Egipto, Jaled El-Enany.

El precio de la fama

La popularidad del templo ha ido aumentando año tras año, sobretodo entre los instagramers que encuentran allí la foto perfecta. Así, desde 2010 las visitas han pasado de 197.000 a casi 400.000. Cifras que han contribuido al deterioro de este monumento de 2.200 años de antigüedad: sus paredes tienen rayadas y nombres rascados y las piedras están erosionadas por el roce de los visitantes. Hecho que hizo cerrar el recinto durante un tiempo en 2019, cuando acogió a casi 240.000 visitantes.

A esto hay que añadir los agentes meteorológicos y la contaminación de la ciudad. En 1972, se convirtió en un monumento urbano que no puede moverse de su lugar por ser un Bien de Interés Cultural, pero las piedras no tienen la capacidad de soportar los contrastes de temperatura del clima continental de Madrid, ni tampoco de aguantar el CO2 ni la lluvia ácida que cae sobre sus muros.

Templo de Debod

Templo de Debod

Las piedras del monumento tienen rayadas y están erosionadas por el roce de los visitantes.

Foto: iStock

Y ahora, ¿qué?

A raíz de las declaraciones de El-Enany, y también del egiptólogo Azhi Hawass, quien dijo que ​"si no está protegido, por la lluvia (...) en cien años se caerá abajo, porque el agua penetrará en las grietas y lo destruirá", el Ayuntamiento de Madrid ha empezado a tomar medidas. En 2018, más de 20 expertos analizaron por primera vez la situación del templo, y se determinó que "es indudable que una cubierta arqueológica sobre el templo, o una estructura que lo aísle totalmente del exterior, mejorarían sustancialmente las condiciones de conservación del templo", pero que esta solución también conlleva problemas. Ahora, el Ayuntamiento de Madrid pide otro análisis y propone un concurso de ideas a partir de 2021 para cubrir el Templo de Debod.

Otra de las iniciativas se basa en la reducción del número de visitantes. Además, en los últimos años, se han sustituido las cubiertas, impermeabilizado los estanques, cambiado el sistema de climatización ya que dentro del templo se alcanzaban temperaturas demasiado elevadas y se han protegido algunos de los objetos expuestos. Pero todavía no es suficiente.