Desde Bangkok a la costa de Andamán

Viaje a las antiguas capitales del reino de Siam y a las paradisiacas playas de Andamán

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ANEKOHO / SHUTTERSTOCK

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Krabi

La playa de Railay es una media luna de arena asomada a una bahía en la que emergen farallones rocosos cubiertos de vegetación.

GONZALO AZUMENDI

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Bangkok fluvial

En los barrios junto al río Chao Praya y en algunos pueblos de las afueras la vida transcurre literalmente sobre el agua. En la imagen, el mercado flotante de Damnoen Saduak.

WALTER BIBIKOW / AWL IMAGES

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Palacio Real

Este recinto amurallado de finales del siglo XVIII alojaba la residencia de los monarcas y un complejo de templos.
Se halla en medio de Bangkok.

SUNNY MERINDO

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Ayutthaya

Entre los templos de esta ciudad fundada hacia 1350 destaca el Wat Lokaya Sutharam, con un Buda de 37 m
de largo y 7 de alto.

ANEKOHO / SHUTTERSTOCK

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Sukhotai

La primera capital del antiguo reino de Siam nació en el siglo XII. En el centro se erige la ciudadela real, rodeada por unos 40 templos.

JEERASAK KUMWONG

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Isla de Phuket

El cabo Promthep es el mejor lugar para acabar la jornada y contemplar la puesta del sol sobre el mar.

ALEX POKROVSKY

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Phang Nga

La bahía de phang nga es una etapa ineludible en la ruta por la costa de andamán. las cuevas de los montes que la bordean se consideran enclaves sagrados

BILDAGENTUR HUBER / FOTOTECA 9 X 12

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Islas Phi Phi

Un estrecho istmo de arena une las dos zonas de la isla Don, la mayor de las Phi Phi. Si se contempla desde un lugar elevado, se distingue el cambio de color de las aguas de una bahía y de otra.

Mapa: BLAUSET

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El mejor viaje

1 Bangkok. En la capital es imprescindible visitar el Palacio Real y los templos Wat Pho y Wat Arun.
2 Ayutthaya y Sukhotai. En estos conjuntos arqueológicos se comprueba la riqueza del antiguo reino de Siam.
3 Phuket. Esta isla es la primera etapa del viaje por la costa de Andamán.
4 Bahía de Phang Nga. Sus farallones rocosos han aparecido en varias películas.
5 Krabi. Es el principal puerto de esta costa. De aquí zarpan los barcos a las islas Phi Phi.
6 Ko Phi Phi. Estas dos islas con arenas blancas y fondos de coral son parque nacional.
7 Ko Lanta. Este grupo de 52 islas es una importante reserva de aves.

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Pocos lugares reúnen la amalgama de sensaciones que desprende Tailandia, un país de sonrisas, espiritualidad, vestigios milenarios y playas de ensueño. Bangkok, su capital y puerta de entrada, se rebela como una metrópoli futurista, caótica y energética. Cuando cae la noche, uno se siente como dentro de la película Blade Runner, donde trenes elevados, motos, tuk tuks, luces de neón, tenderetes, prostíbulos y lujosos centros comerciales conforman un atractivo bullicio multiétnico que desprende aromas de incienso y curry.

Para evitar las horas de más calor, lo mejor es visitar el centro histórico a primera hora de la mañana y empezar con el Palacio Real. Este complejo amurallado de 1783 aloja la antigua residencia real y el Wat Phra Kaeo, un conjunto de templos erigido para venerar al Buda Esmeralda. A pocos pasos de ahí hallamos Wat Pho, otro templo igual de sagrado pero más antiguo aún, del siglo xvi, famoso por su Buda reclinado, de 43 metros de largo y 15 de alto. Un transbordador lleva a la otra orilla del río Chao Praya, donde se halla el Wat Arun –ver Visita Guiada–, desde cuya torre central se contempla la ciudad entera.

De regreso al centro, una buena opción es parar en el embarcadero de Rajchawongse y aprovechar para comer en el barrio chino un pato cantonés y unos fideos pad thai. La puesta de sol merece la pena verla desde el Wat Saket, un templo emplazado sobre una colina en el centro de la ciudad. Y ya de noche, acudir a la plaza Siam, repleta de comercios, bares y restaurantes, bajo la parada principal del Sky Train. Es un buen lugar donde cenar un curry, verde, rojo o amarillo, de carne, pescado o verdura, pero siempre bien picante. Al día siguiente nos dirigimos al mercado flotante de Damnoen Saduak, 60 kilómetros al oeste. Pasear entre sus barcas será un último baño de bullicio antes de visitar Sukhotai y Ayutthaya, con sus budas meditando entre estupas y campos de orquídeas.

Sukhotai, primera capital de Siam, se fundó en 1238, unos 450 kilómetros al norte de Bangkok y hoy accesible en avión. Su nombre significa «amanecer de la felicidad» y, viendo su bucólico entorno, de verdes montículos y bosques, se comprende que sus habitantes fueran tan dichosos durante dos siglos. Dentro de la triple muralla se conservan las ruinas del Palacio Imperial y de decenas de templos. Todos repiten la misma planta, con los prangs o torretas apiñadas en torno a la gran estupa acampanada, llamada chedi. Fuera del recinto, la moderna Sukothai es una ciudad de provincias con un variopinto mercado nocturno.

Volviendo hacia Bangkok, a unas seis horas en autobús desde Sukhotai, aparece la otra capital legendaria, Ayutthaya. Esta ciudad inexpugnable fue la sede del reino de Siam entre los siglos xiv y xviii. En su época de esplendor albergó a un millón de habitantes y llegó a conquistar Angkor Wat, la capital jemer, ahora en Camboya. Erigida sobre una isla en la confluencia de los ríos Chao Phraya, Lophuri y Pask, la vida en la antigua Ayutthaya transcurría en los canales y alrededor de templos enriquecidos con detalles y tejados cubiertos de oro.

El mar de andamán


Con las estatuas de Ayutthata todavía impresas en la retina, regresamos a Bangkok para volar rumbo sur hacia el trópico tailandés. Pukhet, la isla más grande de Tailandia, es el inicio de una ruta por la costa de Andamán, un litoral laberíntico de islotes cubiertos de vegetación, rodeados de arenas blancas y protegidos por arrecifes de coral que hacen las delicias de los submarinistas.

Pukhet tiene playas magníficas, templos, reservas naturales y un lugar inmejorable para contemplar la puesta de sol: el cabo Promthep. Vale la pena alquilar un coche para recorrer la isla y después descender por el litoral hasta la bahía de Phang Nga. En este paraíso acuático en el que emergen torres de roca caliza (mogotes) horadadas por túneles y cuevas, se rodó la película de James Bond El hombre de la pistola de oro (1974). La ruta que bordea la bahía hasta llegar a su población principal, Phang Nga, circula junto a manglares, plantaciones de caucho y cuevas que acogen templos budistas.

La mejor forma de explorar la bahía es a bordo de un longtail boat (piragua motorizada), sorteando islotes de piedra calcárea y visitando poblaciones flotantes y cuevas con pinturas rupestres, como la gruta de Naha y la roca de Khao Machu. Son manifestaciones de las creencias animistas que, desde tiempos remotos, profesan los pueblos de este mar. Convencidos de que existe un alma en todos los seres vivos, consideran que la naturaleza es sagrada y que las numerosas cuevas de la bahía son espacios de culto, aunque también han servido como refugio de piratas.
La ruta hacia el sur sigue con destino a Krabi y atraviesa paisajes excepcionales, como los farallones kársticos que crecen verticales como por arte de magia y que son un paraíso para escaladores de medio mundo. Krabi es una tranquila ciudad de bella arquitectura, con un importante puerto desde el que acceder a las dos islas Ko Phi Phi, declaradas parque nacional, y al archipiélago de Ko Lanta.

Paraísos de arena y coral


Las Phi Phi y las Lanta –compuesto por más de 50 islas– son auténticos espacios para robinsones, sin carreteras asfaltadas y rodeadas de aguas habitadas por rayas, peces ángel, anguilas y alguna especie de tiburón. Su popularidad se disparó tras el rodaje de la película La playa (2000) y, aunque desde entonces la oferta de alojamiento es muy amplia, nada supera la experiencia de dormir una noche en un bungaló instaladosobre la misma arena.

El paisaje más llamativo de estos paraísos isleños son las lenguas de arena y los fondos de coral, pero también resulta emocionante acercarse a una población de pescadores musulmanes o a una aldea de gitanos del mar (moken o chao ley), tribus nómadas que viven de pescar peces y perlas... a pulmón.

La costa de Andamán sigue rumbo sur hacia la frontera con Malasia, sorprendiendo con más islas salvajes, puntiagudos chedis y una rica mezcla de culturas que confirman a Tailandia como uno de los destinos más fascinantes del Sudeste Asiático.

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a tener en cuenta
Documentos: pasaporte.
Idiomas: tailandés.
Moneda: bath tailandés.
Horario: 6 horas más.
Salud: no hay vacunas obligatorias, pero se recomienda la del tétanos y la de la hepatitis B.

cómo llegar y moverse
Los vuelos a Bangkok desde España hacen escala en una ciudad europea y duran unas 12 horas. Tren y autobús conectan el aeropuerto con el centro de la capital. El avión es el medio más rápido para ir a Sukhotai, en el interior, y a Phuket, en la costa de Andamán. Ayutthaya está conectada con Bangkok y Sukhotai por autobús. Para visitar la capital y los alrededores, el mejor transporte son el tuk tuk y el coche con chófer. En la costa se aconseja alquilar un coche.

más información
Embajada de Tailandia en Madrid: Joaquín Costa, 29. Tel: 91 563 29 03.