
El valle de Benasque guarda un equilibrio perfecto entre naturaleza y actividad humana, como se comprueba a lo largo de este itinerario que lo remonta hasta los pies del Aneto (3.404 m). El techo de los Pirineos ejerce de referente en esta grandiosa sinfonía de picos, circos glaciares, lagos y aldeas. Junto con los valles de Chistau y Barrabés, el de Benasque forma parte del Parque Natural Posets-Maladeta, creado en 1994 para proteger esta porción del Pirineo Oriental de Aragón. La zona escapó en el siglo XIX de la construcción de un túnel que debía cruzar a la población francesa de Bagnères de Luchon y que, gracias a la accidentada topografía, no llegó a ejecutarse. Hoy sus pueblos registran una de las medias de edad más bajas de todo el Pirineo, ya que muchas parejas jóvenes se han instalado aquí atraídas por el auge del turismo de montaña y de esquí.
Benasque, con casi 3.000 habitantes, es uno de los pueblos más animados de la montaña oscense por la cantidad de montañeros y esquiadores que pasean por sus calles. En el núcleo antiguo, de aire medieval, abundan las casonas con tejados de pizarra y vigas de madera a la vista, como las del palacio de los Condes de Ribagorza. En una plaza destaca la iglesia de Santa María (siglo XIII), joya del románico que está precedida por un patio de ángulos irregulares.
La villa de Anciles
A poco más de un kilómetro, la encantadora Anciles respira calma por los cuatro costados. Esta pedanía de Benasque, de apenas 25 habitantes, está formada por un conjunto de casas de piedra de los siglos XVI y XVII, decoradas con blasones en sus muros.
Cerler, a seis kilómetros, es más conocida por su estación de esquí alpino. Camino de las cimas se han construido chalets y apartamentos, mientras que en la parte antigua las bordas de pastores acogen hoteles con encanto y restaurantes que sirven sabrosas carnes a la brasa y estofados de caza, como el ixarso de jabalí. También es típica la contundente sopa de ajo benasqueña, un plato idóneo para pasar el frío
Llanos del Hospital
El valle de Benasque se hace más salvaje cuanto más se avanza hacia Francia. Más al norte está el Hospital de Benasque, una antigua hospedería de arrieros donde buscaban refugio los viajeros que en el pasado se atrevían a cruzar los Pirineos por las sendas de alta montaña. Hoy es el punto de partida de las pistas de esquí de fondo de Llanos del Hospital, además de ser el último lugar hasta el que se puede acceder en vehículo privado dentro del parque natural.
Desde la pradera del Plan de la Besurta (a 3,5 km), las pistas de fondo avanzan hacia el Forau d’Aigualluts, el lugar donde las aguas del glaciar del Aneto forman una cascada y luego desaparecen bajo tierra. Otras pistas penetran en los bosques de abetos y pinos cercanos a los Baños de Benasque, un balneario que ya utilizaban los romanos. Más arriba esperan lagos de montaña como el ibón del Alba que, si no está helado, refleja las siluetas de la Maladeta y del Aneto.
Para saber más
Cómo llegar: La carretera N-240 lleva desde Lleida (133 km) y Huesca (143 km) a la villa de Benasque.
A tener en cuenta: La Asociación Turística del Valle de Benasque (Tel. 974 552 880) informa sobre rutas, actividades y alojamientos.
Turismo de Benasque