Bergen es el mejor punto de partida para conocer la Noruega más espectacular, la de los fiordos profundos y quietos entre montañas como Hardanger, o míticos como Sognefjorden, el fiordo de los Sueños. Es, además, una ciudad que merece una gran atención, por haber sido la más poderosa de Escandinavia durante siglos. Emplazada sobre un pequeño altiplano rodeado de montañas, resulta fácil de recorrer, con parques cuajados de flores, un puerto milenario y un barrio medieval, el Bryggen, preservado con un mimo exquisito. Para hacerse una idea completa de la ciudad es aconsejable subir al funicular que alcanza la cima del monte Fløyen y, después de contemplarla desde sus miradores, aprovechar para seguir uno de los senderos que regalan el primer contacto con la naturaleza noruega.
De regreso al centro, es el momento de callejear por Bryggen, el barrio antiguo, de calles angostas y casas de madera. Visitar el Museo Hanseático equivale a retroceder en el tiempo y acercarse a la historia pesquera y mercantil de este activo puerto cuando era miembro de la influyente Liga Hanseática, la federación de ciudades del norte de Europa que, desde la Edad Media y durante siglos, controló el comercio por las aguas del Báltico y del mar del Norte. No debería faltar una parada en el Museo de Arte, que guarda una colección de pintura noruega contemporánea con especial atención a Edvard Munch (1863-1944).
Para acabar el paseo por Bergen habría que regresar al puerto, donde todos los días de verano se monta el mercado de pescado. Sus puestos no solo venden la captura del día sino todo tipo de pescado condimentado, sobre todo salmón y bacalao, preparado para su consumo inmediato.
Bergen mira directamente al océano. Es un mar decorado con islotes verdes y largos fiordos de orillas punteadas por casas de colores y tejados empinados. También es un mar de temperaturas suaves, templadas por la benéfica corriente del Golfo, que impide que las aguas litorales y de los fiordos se hielen incluso en los inviernos más crudos. Es una de las principales razones de que las ciudades noruegas hayan nacido y crecido pegadas a la costa.
Tan solo unos kilómetros al sur de Bergen la tierra se abre en el fiordo de Hardanger, con una entrada protegida de las iras oceánicas por varias islas, mínimos promontorios y algún islote. Se adentra a lo largo de 180 kilómetros y acaba por dividirse en varios brazos. El de Ulvik es uno de los más célebres por sus posibilidades senderistas en verano –es uno de los accesos al Parque Nacional Hallingskarvet–y de deportes de nieve en invierno. Una alternativa al barco es remontar la orilla sur del fiordo Hardanger y dar algún paseo por el Parque Nacional Folgefonna para avistar el glaciar que le da nombre.
Descenso hasta Flåm
De nuevo en Bergen, el viaje se dirige a partir de ahora hacia los fiordos del norte, empezando por el de Aurland, una de las lenguas del bello Sognefjorden, el segundo fiordo más grande del mundo tras el Scoresby Sund de Groenlandia. La forma más impactante de visitarlo es a bordo del famoso tren de Flåm, una línea inaugurada en 1942 que, desde el pueblo de Myrdal, desciende en una hora y casi en picado por el valle de Flåm hasta la misma orilla.
Otra posibilidad es descender al fiordo de Aurland siguiendo una las rutas senderistas más bonitas de Noruega: el camino que desde el pueblo de Finse (1.222 m) baja hasta la localidad de Aurland. Se trata de un itinerario de cuatro días jalonado por antiguas cabañas acondicionadas para pernoctar –se puede hacer en menos jornadas entre Østerbø y Vassbygdi–. Una vez en Aurland es recomendable dedicar una mañana a conocer la arquitectura de madera del país con una excursión a la localidad de Lærdal. El trayecto hasta allí ya es de por sí impresionante pues atraviesa uno de los túneles más largos del mundo (24,5 km) inaugurado el año 2000. Pasados unos 50 kilómetros, aparece la iglesia medieval de madera de Borgund, de 1150, con tejados escalonados y tallas de cabezas de dragón en la torre.
La naturaleza de los fiordos impone sus condiciones, así que las comunicaciones terrestres se convierten en algo realmente complicado. Sus habitantes lo han resuelto trasladándose por mar con barcos que hacen de autobuses flotantes y unen localidades que antiguamente permanecían aisladas. Esos trayectos ofrecen a los viajeros la oportunidad de contemplar panoramas colosales, como el que se ve desde el ferry que desde Aurland cruza el fiordo.
Ya en la otra orilla se toma la carretera que, en dirección norte, se dirige al glaciar Jostedal, el mayor en extensión de la Europa continental, ahora incluido en el Parque Nacional Jostedalsbreen. Es recomendable desviarse en Olden, poco antes de la localidad de Stryn, para acercarse a Briksdal, la lengua de hielo más accesible del inmenso Jostedal. Alcanzar el pie del glaciar requiere un par de horas, la primera en coche desde Olden y la otra a pie. Es un privilegio contemplar la agitada torrentera que se desprende del gran casquete gélido que hace 10.000 años cubría el país y que hoy abarca cien kilómetros de largo por quince de ancho.
La carretera del Águila
En este viaje encadenando fiordos aún queda por delante uno de los más visitados, el fiordo de Geiranger, con veinte kilómetros de longitud. Hellesyt, a una hora por carretera de Stryn, es el puerto de donde parte el ferry público que se introduce hasta el fondo del fiordo. Realmente emociona adentrarse a bordo de un barco en estas aguas lisas como un espejo, encerradas entre montañas. La bucólica travesía por mar acaba en Geiranger, una población mínima que recibe a miles de visitantes en verano, y continúa después por tierra en la carretera del Águila, que trepa por la ladera norte hasta alcanzar los 1.500 metros en el mirador de Dalsnibba. Desde esa altura los transbordadores que surcan las aguas parecen barquitos de papel sobre un estanque.
Tomando rumbo al municipio de Åndalsnes, la carretera del Águila traza curvas asomadas a acantilados de vértigo. Después de tomar el ferry entre Valldal y Eisdal, el asfalto asciende hasta la cascada Stigfossen, que vierte sus aguas gélidas desde 180 metros de altura en medio de una meseta pedregosa. A partir de ese punto la carretera sigue casi literalmente el curso de la cascada, en una bajada en espiral que convierte el trayecto en una auténtica leyenda con nombre propio: el Trollstigveien o Sendero del Trol, el duende nórdico. Al final aparece Åndalsnes, en la desembocadura del río Raume, con los escarpados Trolltindane emergiendo en la orilla opuesta como una procesión de trols, tal y como lo describe la leyenda local.
Ålesund, destino último en este recorrido por los fiordos noruegos, se halla a pocos minutos por carretera. Asentada sobre una breve península a las puertas del retorcido Geirangerfjorden, esta ciudad acumula un valioso patrimonio arquitectónico art nouveau. Su centro quedó arrasado por un incendio en 1904 y fue reconstruido en ese estilo gracias a donativos llegados de toda Europa. El paseo por Ålesund debería culminar con la visita al acuario, especializado en las especies de los mares noruegos, y a dos museos imprescindibles, el Ålesund Museum, dedicado a la ciudad y al Ártico, y el Sunnmøre, que exhibe 40 casas tradicionales y 30 barcos de pesca antiguos.
Para saber más
Documentación: pasaporte o dni.
Idioma: noruego.
Moneda: krone o corona noruega.
Llegar y moverse: Bergen recibe vuelos de varias ciudades españolas vía Oslo, la capital noruega, o Copenhague, capital danesa. Otra opción es volar a Oslo y viajar en tren a Bergen; el trayecto dura ocho horas pero atraviesa una región preciosa. Una vez en Bergen, el ferry, el tren y el autobús alcanzan los principales enclaves de la región. Para los cruceros por los fiordos más famosos conviene reservar.
Alojamiento: Hoteles pequeños, cabañas de montaña y rorbus o casas de pesca componen una atractiva oferta. Una alternativa original es dormir en un faro. Los albergues juveniles y familiares funcionan muy bien.
Compras: Entre los objetos artesanales más atractivos del país destacan los jerséis de punto, las joyas de plata y los objetos de cerámica y de madera tallada, como las figuras de trols.
Web de Turismo de Noruega
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Libro recomendado: Noruega. Guía Total. Anaya, 2012.