El Guggenheim es el referente de la nueva ciudad y todos los premios Pritzker que acumula -Isozaki, Frank Gehry, Norman Foster, Zaha Hadid, Richard Rogers-, el escaparate internacional de un urbanismo innovador que cambió el rostro a la ría, pero el actual Bilbao sería un poco menos si no fuera por ese otro Bilbao que lleva ahí más tiempo: el de las tiendas con solera que se cuidan de las antiguas tradiciones y cuentan con orgullo el número de generaciones que llevan en lo suyo, que es lo de todos al final. A simple vista parecen restos de un tiempo pasado, pero es en ellas donde se encuentra la verdadera inspiración local de la ciudad.