Buenos Aires es una ciudad desbordante. Al menos, esa es la impresión que se tiene cuando el avión se aproxima al aeropuerto para aterrizar. Lo dijo Julio Cortázar en una carta a un amigo: “La Argentina es Buenos Aires”. Sintetizaba así su amor-odio con la ciudad: la extrañaba desde la distancia y la usó como materia de su obra literaria, pero no quiso volver. Al final, cada uno escoge los recuerdos que quiere conservar.
Pero Buenos Aires no se queda en el simple desbordamiento, sino que, además, lo hace bellamente. En otra carta, Julio Cortázar también decía de la ciudad que era “la más linda de las capitales de la Tierra”. Puede parecer una de sus exageraciones, pero de lo que no hay duda es de que la ciudad funciona bien como escenario literario. Aún se puede pasear por las calles, cafeterías y lugares que le inspiraron.