Ragnar O'Lothbrok

En busca de los vikingos por Irlanda

La Isla Esmeralda es territorio de druidas celtas, pero, también, de adoradores de Odín.

Cuentan los irlandeses que los romanos nunca llegaron a conquistar Hibernia -nombre con el que los latinos se referían a esta lejana isla-. Algunos dicen que, tal vez, se debiera a que su soldadesca estaba agotada de guerrear contra los habitantes de la vecina Britannia o, simplemente, porque no les interesaba estratégicamente. Sea como fuere, este hecho suele acabar comparando al Imperio Romano con otros foráneos que sí que arribaron a las verdes tierras irlandesas, surcaron las frías aguas de los mares del norte con sus poderosos drakkars, lucharon contra jefes tribales, saquearon monasterios, buscaron tesoros extraordinarios, establecieron asentamientos y cuya huella es aún bien visible: los vikingos.

 

Siempre temidos y con muchas leyendas flotando a su alrededor, se cree que estos aguerridos habitantes del norte del mundo ocuparon Irlanda, en la que hicieron numerosas expediciones, a partir del siglo VIII.

 

Pero lejos de ser, solamente, feroces y desenfrenados vándalos, los hijos del dios Odín dejaron mucho más que desolación y temor a su paso por el territorio irlandés; ya que tenían, también, tendencia colonialista. Irlanda tiene, pues, un alma vikinga que sigue presente en sus tierras y conocerla es fundamental para entender mejor su pasado, pues la inesperada visita de estos invasores nórdicos cambió la historia de la isla para siempre.

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iStock-846838878. La Dublín nórdica

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La Dublín nórdica

Aunque hay referencias antiquísimas que hablan de asentamientos en el territorio que actualmente ocupa la capital de la República de Irlanda, la ciudad fue establecida alrededor del siglo IX por los vikingos. Entre animados pubs y rutas literarias siguiendo a algunos de los mejores escritores de la historia, en Dublín existe un recorrido para descubrir la atmósfera más vikinga de la urbe. Dublinia, conectado a través de un puente peatonal con la conocida Catedral de Christ Church, es el rincón vikingo por excelencia en la capital irlandesa. Se trata de un edificio dividido en tres exposiciones, que trasladan al visitante a tiempos medievales y vikingos de una manera amena, divertida e interactiva. Durante la visita, se puede conocer cómo era una feria medieval o ver reproducciones de casas y calles pertenecientes a la época en la que los nórdicos se establecieron allí e, incluso, aprender sobre el comercio, la guerra o la peste negra.

iStock-1161930289. El triángulo vikingo de Irlanda

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El triángulo vikingo de Irlanda

Longphort es la palabra que usaban los nativos irlandeses para referirse a los campamentos vikingos, que luego constituirían los cimientos de futuras ciudades, como Dublín. Pero existen otros muchos longphorts que se convertirían, después, en importantes poblaciones como Cork, Limerick y, sobre todo, las tres localidades conocidas como el Triángulo Vikingo de Irlanda: Waterford, Wexford y Kilkenny. Además, forman parte de una bella ruta por carretera para conocer esa parte de la historia del país.

Waterford. Un milenio en tres museos

Foto: Waterford Treasures

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Un milenio en tres museos

Waterford, que da nombre, también, a la región a la que pertenece, es la ciudad más antigua del país y, también, la más vikinga de todas. Más de 1.100 años de historia lo corroboran.

La ancestral ciudad, sorprende por sus casas de vivos colores y su estrechas callejuelas, y cuenta con los Waterford Museum of Treasures, tres museos que sirven para entender parte de este pasado a manos de los hombres del norte: La Torre de Reginald que, aunque la construcción en sí no data de aquella época, ocupa el mismo lugar que una torre de madera que sí procedía de esa etapa y es el edificio íntegro más antiguo de Irlanda. Junto a él, se encuentra una réplica de un drakkar. La triada museística continúa con el Bishop’s Palace y el Medieval Museum, en el que se puede disfrutar de una aventura virtual conocida como King of Vikings y, además, en el museo se explica el porqué de la importancia que alcanzó Waterford durante la Edad Media.

iStock-643391046. El fiordo de la isla anegada

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El fiordo de la isla anegada

También en Wexford estuvieron los invasores nórdicos por más de 300 años. Un lugar al que llamaron Ueigsfjord o “el fiordo de la isla anegada”, y en el que se convirtieron en aliados de los reyes gaélicos de la zona, trabajaron como comerciantes e, incluso, como mercenarios. Aunque su paso es menos evidente que en otras zonas, una gran parte de la población local sigue llevando nombres heredados de esta civilización, como los apellidos MacAuliffe (hijo de Olaf) y MacManus (hijo de Magnus).

iStock-140469611. La cueva de la masacre

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La cueva de la masacre

El legado vikingo de Kilkenny es muy diferente al de otras ciudades irlandesas, pues la ciudad no contiene ningún tipo de archivo asociado a ataques por su parte. Se cree que, al formar parte del poderoso reino de Ossory, los aguerridos nórdicos la respetaron.

Sin embargo, se cuentan tétricas historias asociadas a las cercanas Cuevas de Dunmore, en Castlecomer, en las que se afirma que estos invasores llevaron a cabo una terrible y multitudinaria masacre de una tribu local en el año 928. Poco más de mil años después, en la década de 1990, ese mismo lugar volvió a ser un emplazamiento con protagonismo vikingo cuando un guía turístico se topó con un gran tesoro perteneciente a los adoradores de Odín y que, todavía hoy, se pueden ver en el centro de interpretación de la propia cueva.

iStock-1014925024. Tras las huellas de Ragnar

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Tras las huellas de Ragnar

El país acoge alguno de los mejores escenarios de la serie que narra las peripecias del imponente vikingo Ragnar Lothbrok y su familia. Vikings, del canal History Channel, se ha convertido en una de las producciones más sólidas del momento e Irlanda, en parte fundamental de su espectacular puesta en escena.

 

El condado de Wicklow, al sur de Dublín, alberga algunos de los paisajes en los que se rodó la serie. Allí, la cascada de Powerscourt, la más alta de todo el país, acogió un importante momento entre Ragnar y el monje cristiano Athelstan. Una parada, sin duda, de honor para aquellos que se propongan hacer un viaje por la isla en el que dicha serie sirva de leitmotiv.

iStock-1053915986. El verdadero Kattegat

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El verdadero Kattegat

Pero si hay un lugar para sumergirse en tierra vikinga, ese es el lago Guinness o Lough Tay, uno de los más famosos de Irlanda y el enclave más repetido de toda la serie: Kattegat, el hogar del que proceden Ragnar y Lagertha y del que parten todos los barcos vikingos camino a insólitas aventuras y descubrimientos.

Aunque todo eso no es más que obra de los efectos visuales de la posproducción, pues al tratarse de un lago, este no tiene salida hacia ningún río o mar, por lo que ninguna embarcación vikinga podría salir en busca de diferentes peripecias desde este lugar que, en cambio, hace al espectador viajar rumbo a nuevos mundos siempre con el verde de sus colinas como compañero de viaje.