Radiografía de un paisaje

El Cadí-Moixeró, una muralla de roca en el Pirineo catalán

Este parque natural agrupa dos sierras, el Cadí y el Moixeró, una cresta montañosa rodeada de prados verdes donde en verano pastan libremente vacas y caballos.

El Cadí parece una gigantesca muralla de roca, con contrafuertes que se hincan en prados de un verde brillante en verano. Un coloso de piedra custodia esta barrera por el sur: el Pedraforca, la montaña de doble cumbre cuya ascensión ha dado alegrías y tragedias como para llenar varios libros con historias de escaladores y excursionistas de distintas épocas.  Este es un viaje a través de un parque natural que se alza entre las comarcas del Berguedà, la Cerdanya (ambas en la provincia de Barcelona) y el Alt Urgell (Lleida). 



 

 

 

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iStock-1255434289. El macizo de Pedraforca

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El macizo de Pedraforca

Esta montaña de silueta inconfundible es uno de los iconos del excursionismo en Cataluña, un reto para los escaladores más atrevidos y un mito para los pueblos de su alrededor. Los habitantes de Saldes o de Gósol tienen claro que su peculiar forma de cuernos no es algo “natural”: en realidad fue obra de san Miguel que, hace mucho mucho mucho tiempo, partió con su espada la montaña en dos para separar a dos clanes de brujas enfrentados.

Hoy de las brujas no se ve ni rastro cuando luce el sol, aunque cuando truena todo el mundo recuerda la leyenda. El sendero que lleva hasta el collado de la Enforcadura, el punto que une el Pollegó Superior (2497 m) y el Inferior (2400 m), es una ruta popular en verano, a pesar de su dificultad. Sobre todo, durante el descenso ya que requiere concentración, forma física y carecer de vértigo. Conviene informarse bien de la previsión meteorológica para evitar los días de viento o de lluvia.

Más asequible resulta la ruta circular que rodea esta magnífica montaña y permite admirarla desde todos sus ángulos. Aunque se puede recorrer en un solo día, es mejor hacerlo en dos, pernoctando en algún refugio o en algún alojamiento rural de los alrededores.

El refugio Lluís Estasen del Pedraforca podría explicar muchas historias, empezando por su nombre, homenaje a uno de los pioneros de la escalada y del esquí en España, que ascendió el Pedraforca en incontables ocasiones, además de cumbres de los Pirineos, los Alpes franceses y los Dolomitas. A la hora de la cena será habitual compartir mesa con escaladores dispuestos a enfrentarse a las vías más complicadas de la cara norte. Nadie mencionará a las brujas, por si acaso.

shutterstock 733918063. La Ruta de los Segadores: Picasso también la recorrió

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La Ruta de los Segadores: Picasso también la recorrió

A finales de primavera, cuando la nieve desaparece, la nieve permite recorrer los caminos que históricamente han conectado las dos vertientes del Cadí. Algunos se han recuperado y señalizado como parte de senderos de largo o de corto recorrido que cruzan el parque.

 

Una de las rutas que mejor describen la historia de estos valles y montañas es La Ruta de los Segadores, que sigue el sendero PR-C-124 (marcas blancas y amarillas). A principios del siglo xx, antes de la Guerra Civil, decenas de vecinos de Gósol (Berguedà) cruzaban el Cadí para trabajar en la siega de los campos de la fértil comarca de la Cerdanya.

Este camino también fue popular entre arrieros, contrabandistas y bandoleros de diversas épocas. Entre los personajes célebres que lo han recorrido destaca Pablo Picasso, que en 1906 pasó una temporada en Gósol.

La ruta de los Segadores tiene 29 km y requiere entre 7 y 9 horas, se puede realizar también con raquetas de nieve. El punto intermedio es el Pas dels Gosolans (2.426 m), el puerto que conecta las dos vertientes del Cadí. Una opción más sencilla consiste en ascender a ese collado desde el refugio Prat d’Aguiló, en la cara norte del Cadí y accesible en coche todoterreno.

6F8A6349. Cavalls del Vent, la travesía de los refugios del parque

Foto: Cavalls del Vent

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Cavalls del Vent, la travesía de los refugios del parque

A las banderas que ondean en las cumbres y collados del Himalaya, los tibetanos las llaman “caballos del viento”, y de ahí el nombre que los guardas de los ocho refugios del parque natural del Cadí-Moixeró escogieron para denominar la ruta circular que los une. Aunque los collados y cumbres no son ni mucho menos tan altos como los del Himalaya, el reto es mayúsculo: 84 km y 5600 m de desnivel acumulado que pueden completarse en 3 o 5 días.

Se ascienden puertos de montaña y cumbres con vistas aéreas, se camina junto a arroyos, se atraviesan bosques de pino, robles y hayas… El itinerario permite contemplar todos los paisajes del parque y saborearlos a conciencia, al ritmo de cada uno, de un tirón o a lo largo de varias salidas. Como su homóloga Carros de Foc (la travesía entre los refugios del parque nacional de Aigüestortes i estany de Sant Maurici), conviene reservar con antelación el alojamiento, prever la ruta y, si se desea, contratar los servicios de un guía.

También hay una versión sobre dos ruedas, pero solo es apta para ciclistas experimentados. Consta de 3 etapas, tiene 225 km y acumula más de 7.000 m de desnivel.

El Festival Cavalls del Vent, el 26 de junio, es la gran cita de los refugios del parque del Cadí. Se trata de un evento no competitivo que propone recorrer la travesía entre tres opciones de distancias: de 84 km, de 43 km o de 28 km.

IMG 20161124 173521. Un nido de águila accesible en telecabina

Foto: Niu de l'Àliga

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Un nido de águila accesible en telecabina

El refugio Niu de l’Àliga es una de las etapas más panorámicas del circuito Cavalls del Vent, pero lo mejor es que no hace falta recorrer los 74 km de la ruta para llegar hasta él porque un confortable telecabina sube en un corto trayecto desde la estación de esquí de La Molina.

El refugio se sitúa a 2510 m, a escasos minutos a pie de la Tosa d’Alp (2537 m), una de las cumbres emblemáticas de la zona. La panorámica de 360º es sensacional: al sur se extienden las comarcas prepirenaicas del Berguedà y el Ripollés, con las cumbres de Montserrat despuntando a lo lejos entre las nubes; al oeste las sierras del Moixeró y el Cadí; al norte, los picos del Pirineo francés y andorrano; y al este, el puntiagudo Puigmal (2913 m), el mítico pico del Pirineo oriental.

En cuanto la nieve desaparece, es habitual subir al Niu de l’Àliga en el telecabina y bajar en bicicleta o a pie. Las noches de luna llena son especialmente bonitas y regalan la oportunidad de contemplar el cielo estrellado y los pueblos iluminados del fondo de los valles lejos, lejos, muy lejos.

shutterstock 1728427699. El Moixeró, la sierra hermana del Cadí

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El Moixeró, la sierra hermana del Cadí

El Moixeró, la otra sierra que da nombre al parque natural, tiene excursiones con vistas sensacionales. Entre las más fáciles destaca la que sube al pico Moixeró (2091m), de 340 m de desnivel y unas 2h15 de duración. Al punto de inicio se accede en coche por la pista que desde el pueblo Riu de Cerdanya conduce al refugio de l’Ingla. La vista desde esta modesta cumbre no solo abarca la vecina sierra del Cadí y la mole del Pedraforca sino que, los días despejados, a lo lejos se divisan el macizo del Montseny y el característico perfil de Montserrat.

Más exigente es la ruta a las Penyes Altes del Moixeró (2276 m), que tiene unos 1.400 m de desnivel y requiere entre 5 y 6 h de marcha. La excursión se inicia en el kilómetro 4 de la carretera BV 4024 que sube de Bagà a Coll de Pal, en el aparcamiento de Grèixer, y después sigue el sendero PR-C 126 y el GR-150.

shutterstock 689381542. Safari fotográfico

Foto: Shutterstock

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Safari fotográfico

El parque atesora espacios de gran fotogenia, rincones donde respirar mientras se disfruta de una panorámica única. Estos son los mejores: 

  • La muralla calcárea del Cadí (en la imagen) se eleva imponente vista desde Prat de Cadí, un extenso prado en la vertiente norte de la sierra, a 1826 m. Se llega a pie desde el pequeño pueblo de Estana.
  • Otro buen enclave para contemplar el Cadí es el refugio Prat d’Aguiló, en la ruta que lleva al mítico paso de los Gosolans. Accesible en vehículo todoterreno desde el pueblo de Montellà.
  • El mirador de Gresolet (Saldes) es una plataforma situada en la falda norte del Pedraforca que se asoma como un balcón de vértigo al valle del Gresolet y a las cumbres del parque del Cadí-Moixeró. Es un mirador accesible para cochecitos de niños y sillas de ruedas. Se llega desde el pueblo de Saldes.