"Cartografías de lo desconocido": Usted está aquí

La Biblioteca Nacional de España expone 200 piezas de importantes fondos cartográficos que suponen un verdadero viaje por varios siglos y lugares, tanto reales como imaginados.

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Foto: BNE

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"Cartografías de lo desconocido", un buen plan para Madrid

El mundo cartográfico desde la antigüedad a la actualidad es el tema de la exposición "Cartografías de lo desconocido". Se podrá visitar en la Biblioteca Nacional de España, en Madrid, hasta el 28 de enero de 2018. En ella se exhiben algunos mapas que son auténticas joyas, como el de la imagen, un mapa de los Países Bajos en forma de león (Leo Belgicus) de Pieter van den Keere (1622).

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Representación de África

La Biblioteca Nacional de España tiene importantes fondos de un valor inestimable que incluye mapas, manuscritos, incunables, grabados, atlas, o cartas náuticas. Ahora, en muchos casos, parte de este fondo se expone por primera vez.  La muestra contiene más de doscientas piezas, como esta representación de África, parte de la serie "Los cuatro continentes", de Adriaen Collaert y Maarten de Vos (1588-1589)

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Planisferio celeste

"Cartografías de lo desconocido", comisariada por Sandra Sáenz-López Pérez y Juan Pimentel, persigue  acercar el arte de la cartografía al público en general con mapas y diversas obras de gran belleza, como este "Planisferio celeste", de Frederick de Wit (1688)

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Una increíble representación del Polo Norte

Los mapas son objetos que nos despiertan fascinación: representan lugares a donde viajar, zonas que conocer, aventuras. Los mapas han ido evolucionando según lo hacía nuestro conocimiento de la tierra. Es el caso, por ejemplo, de esta representación del Polo Norte. Data de 1630, mucho antes de la conquista de los polos, y se encuentra en el "Septentrionalium terrarum descriptio", de Gerardus Mercator, geográfo famoso por idear la llamada proyección de Mercator, en el que se respeta la forma pero no el tamaño de los continentes.

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El Paraíso Terrenal

Entre las obras que se exponen en "Cartografías de lo desconocido" están los mapamundi medievales o las cartas de los descubrimientos. Incluso hay mapas que recogen lugares fabulosos y otros que reflejan fenómenos invisibles. En la imagen un bello ejemplo de este tipo de piezas expuestas: "El Paraíso Terrenal" del Beato de Liébana, en el códice de Fernando I y Doña Sancha (1047).

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Mapas de lo imaginario

Los mapas van más allá de representar lo físico. En “Cartografía de lo desconocido” también hay mapas de lugares imaginarios. Como el de la imagen, un mapa de Región; el mundo que ideó Juan Benet, según un dibujo de José María Sainz (1983). También se exponen un mapa de la Tierra Media de Tolkien o, por ejemplo, un mapa con los pasos de Don Quijote y Sancho.

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Fondos cartográficos de gran valor en BNE

"Cartografías de lo desconocido" no solo pone en valor los ricos fondos cartográficos, sino que lo hace junto con otras obras que en sentido estricto, no serían catalogadas como mapas. Así en el recorrido de la exposición, encontramos manuscritos iluminados, incunables, grabados, libros de viaje, tratados astronómicos, fotografías, pinturas, e, incluso, instrumentos científicos. En la imagen, el "Claudii Ptolemaei Geographicae" de Claudio Ptolomeo, según xilografía atribuida a Alberto Durero (1525).

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La cartografía en los siglos

En la exposición, el visitante aprende los recursos usados a lo largo de los siglos en la cartografía y avanza según lo hicieron los conocimientos que del mundo se hicieron en cada época. Como este mapa que representa el mítico Estrecho de Magallanes, según Antonio de Córdoba y Lasso, que data de 1786.

Hasta el 28 de enero, en Madrid, tendremos oportunidad de descubrir lo desconocido. O de perdernos del todo. Nos bastará con seguir las huellas que dejan como rastro los mapas de la exposición, en la Biblioteca Nacional de España: Cartografías de lo desconocido.

Las doscientas piezas de la exposición nos acercan tanto a lo que tienen de conocimiento los mapas, como a lo que tienen de fantasía. Tal vez, de esa ambigua naturaleza sea de la que nace la fascinación que sentimos por los mapas. Porque con ellos igual podemos ubicarnos en el mundo, como encontrar tesoros, imaginar viajes, o incluso, perdernos por capricho. Beryl Markham, una de las viajeras y aventureras más extraordinarias de toda la historia, lo explicaba en su autobiografía Al oeste con la noche, al decir que un mapa viene a ser la tierra en la palma de tu mano.

En Cartografías de lo desconocido, las piezas provienen en su mayoría de los importantes fondos de la Biblioteca Nacional de España (BNE), cuya sede se encuentra en Madrid; pero también las hay de bibliotecas de otras instituciones, como el Instituto Geográfico Nacional, Real Academia de la Historia, Palacio Real y Biblioteca del Escorial. Las seis secciones de la exposición, que cuenta con Sandra Sáenz-López Pérez y Juan Pimentel como comisarios, nos llevan a pensar el mapa más allá de lo que tiene de representación del territorio.

Los mapas no siempre dicen la verdad

Como viajeros, estamos habituados a confiar nuestro destino a los mapas, hoy en formato digital y en nuestro móvil, donde guardamos las diferentes aplicaciones que facilitan el viaje; pero “los mapas son artefactos cargados de poder”, explica Juan Pimentel. Se trata de una reflexión que pone en duda la idea del mapa como un artilugio objetivo y neutro de conocimiento –la tierra en la palma de la mano–. John Brian Harley, uno de los impulsores de la cartografía crítica, nos enseñó a desconfiar al decir aquello de que los mapas son más textos culturales que simples reflejos de la realidad. En última instancia, los mapas transmiten información. Hay intereses políticos, militares, estratégicos, y, “en ocasiones –comenta Sandra Sáenz-López Pérez– se llega a manipular la imagen final”.

El ilusionismo en los mapas

“En los mapas –explica Juan Pimentel– hay todo tipo de ilusiones; por ejemplo la de que el mundo cabe en la palma de una mano, que es ilusionismo puro, un truco de magia”. Trucos que nos son revelados a lo largo de la exposición: desde los ideales de simetría con los que se comenzó a dibujar los primeros mapas, hasta la incorporación de la Terra Incognita y la representación de los lugares imaginarios.

Basta comenzar el recorrido para darnos cuenta de que la cartografía es arte y es ciencia. Y como tal, algunas de las obras más destacadas de la exposición muestran los recursos y los temas más frecuentes utilizados en la cartografía. Algunas de las obras más destacables de Cartografías de lo desconocido son el ejemplar manuscrito de la Geografía de Ptolomeo, del siglo XV, que, en opinión de Sandra Sáenz-López Pérez, es uno de los libros más bellos que se conservan, o, como destaca Juan Pimentel, una maravilla muy poco conocida en España: una carta cronológica del siglo XIX de siete metros de longitud que es una representación visual de la historia.

Lo desconocido y los mapas literarios

¿Cómo representar aquello que no se conoce, y que, tal vez, ni exista? ¿Cuál es la escala para representar lo que nació de la imaginación? “La Terra Incógnita es una constante en la cartografía –cuenta Sandra Sáenz-López Pérez–. Hace alusión a todos los territorios que no se conocen. Aunque se desconozcan, muchas veces aparecen en los mapas. Están ahí, aunque, empíricamente, no los hemos visto”.

En la sección Espacio imaginarios, los mapas expuestos sirven para viajar por mundos imaginados. Los lugares que en otras ocasiones hemos recorrido página a página, se nos revelan en su extensión física. Hay un mapa de la Tierra Media elaborado con todo detalle por J. R. R. Tolkien. Encontramos el mapa a escala 1:150.000 de Región, el espacio ficticio que creó Juan Benet para sus novelas y relatos; también, una representación de Laputa, la isla voladora que Jonathan Swift imaginó para Los viajes de Gulliver, o, incluso, un mapa con los pasos dados por Don Quijote y Sancho en su aventura vital.

No son pocos los viajeros que juegan a escoger destino a ciegas: allá donde señala el dedo será el próximo destino. Es una práctica que viene de la infancia y que responde a la confianza de que todo mapa conduce a algún tesoro; pero la exposición Cartografías de lo desconocido nos muestra que, en realidad, la mayoría de las veces, el tesoro es el propio mapa. Disfrútenlo.