Castillo de Púbol
Dalí dejó una impronta imborrable en la historia del arte, y a su paso, cientos de lugares en el mapa que hoy se han convertido en centros de peregrinación para aquellos que quieren escudriñar en la vida y obra del genio catalán. Un ejemplo son los estudios en el barrio parisino de Montparnasse donde comienza a explotar como artista o su residencia -hoy museo- en Figueres.
Pues bien, uno de los lugares menos conocidos donde el artista vivió con su amada Gala Dalí fue en el Bajo Ampurdán, cerca de la pequeña localidad de Púbol. Todo comenzó en la Toscana tres décadas antes de recaer al fin en aquel castillo medieval. Dalí le prometió a su amada comprarle un palacio pero ante el temor de tenerla tan lejos de él, finalmente trasladó su promesa a Cataluña.
Un castillo digno de su amor
El propio Dalí lo expresó así cuando tuvo que justificar la compra del castillo: “Cuando me paseo por esta casa, me miro y veo mi concentricidad. Me gusta su rigor moruno. Me faltaba ofrecer a Gala un estuche más solemnemente digno de nuestro amor. Por ello le regalé una mansión edificada sobre los restos de un castillo donde ella reina como soberana absoluta, hasta el punto de que yo no la visito si no es con una invitación escrita de su mano.”
Construido en el siglo XI, el artista adquirió el baluarte en 1969 en unas condiciones pésimas. Los muros agrietados, el jardín desaliñado y los techos hundidos no obstante, le conferían un aura romántica que atrajo al artista desde el primer momento. Manteniendo esa atmósfera misteriosa, casi decrépita, Dalí lo restauró dando su toque surrealista al espacio medieval. En la actualidad, el cuerpo de Gala sigue descansando en el castillo de Púbol, en el sepulcro que el propio Dalí diseñó, y que a pesar de su insistencia, él no pudo acompañar.