Cada año, entre 12 y 14 millones de personas visitan el que es uno de los grandes emblemas de París. El incendio que ha destruido su aguja y dañado parte de su tejado no solo es un shock por lo anacrónico, lo inesperado y lo devastador del acontecimiento. También haber amenazado a un monumento Patrimonio de la Humanidad absolutamente deslumbrante que, pese a las llamas, seguirá siendo una clara demostración de cómo el ingenio y la creatividad del hombre son capaces de crear obras que fascinan a decenas de generaciones.