Más verde y menos gris

El Central Park se convierte en un laboratorio contra el cambio climático

El Laboratorio Climático de Central Park estudiará los efectos positivos de la vegetación en las áreas urbanas y diseñará estrategias para cuidar de los espacios verdes de las ciudades.

Ni el Central Park está a salvo del cambio climático. Sólo el año pasado, tuvo que hacer frente a más de seis olas de calor, un huracán mortal y el récord de 80 mm de lluvia en una hora. Junto a los desastres naturales, el promedio de 42 millones de visitas al año y la contaminación de las ciudades contribuyó en la aparición de algas tóxicas y nocivas para los animales de compañía en los lagos del parque.

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El Central Park en el epicentro de la lucha contra el cambio climático

Es por ello que el gran oasis verde de los neoyorquinos se va a convertir ahora también en un centro de investigación y divulgación sobre los efectos del cambio climático en los parques urbanos. Esta colaboración científica entre la Yale School of the Environment, la Natural Áreas Conservancy y el propio Central Park Conservancy busca identificar posibles soluciones climáticas para compartir en el futuro propuestas y soluciones con otros espacios verdes públicos.

“Central Park Conservancy inició este esfuerzo después de experimentar los efectos del cambio climático en nuestra gestión del parque. Los eventos climáticos severos como lluvias sin precedentes, vientos fuertes y el calor y frío extremos, ejercen presión sobre los recursos y afectan a la copa de los árboles, las plantas y la vida silvestre” declara Elizabeth W. Smith, presidenta y directora ejecutiva de Central Park Conservancy.

Las metrópolis tienen una temperatura media más alta que las áreas verdes y los parques, que por más pequeños que sean, proporcionan alivio térmico para los residentes. Pero todavía no existen conclusiones definitivas sobre la relación entre el cambio climático y los parques urbanos. ¿Cuánto carbono ayuda a eliminar el Central Park?, ¿cuánto alivio de temperatura le proporciona a sus vecinos y visitantes?, y ¿cuál es su papel en la limpieza del aire neoyorkino? A algunas de estas preguntas darán respuesta las investigaciones en el nuevo Central Park Climate Lab.

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Según el Central Park Conservancy, para el 50% de los neoyorquinos los parques urbanos de la ciudad son el único espacio en el que pueden disfrutar del contacto con la naturaleza. Realidad que se replica en otras ciudades del país, donde para miles de americanos el contacto con el verde comienza y termina en el sistema de parques públicos.

Sin embargo, los Estados Unidos no tienen un estándar nacional para caracterizar y mapear sus parques urbanos, factor que limita nuevos estudios y las propuestas de soluciones climáticas futuras. Así que los científicos de tres de las principales instituciones que estudian los cambios climáticos en Nueva York se han aliado este año para investigar y generar modelos de gestión para el Central Park que luego se podrán aplicar a otros parques urbanos en el mundo.

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Entre las principales iniciativas en curso están el estudio de los efectos refrescantes de los árboles en las zonas urbanas con el uso de la tecnología de sensores instalados. Estos registradores de datos están habilitados para bluetooth, lo que facilita la tarea de recopilar los datos periódicamente para comparaciones y registros. Una de las herramientas utilizadas para identificar los tipos existentes de vegetación en el parque es el spectroradiometer, o medidor de luz. Los científicos del Central Park Climate Lab también analizan datos de satélites para identificar los patrones estacionales y cómo la vida vegetal responde a los cambios climáticos.

Más de la mitad de la población mundial vive en áreas urbanas, lo que convierte la manera en que se gestionan los espacios verdes en estrategias fundamentales para el mantenimiento de la vida en las ciudades. Ahora el Central Park va camino de convertirse en un modelo para la generación de intervenciones positivas que logren proteger a los parques urbanos frente a los efectos del cambio climático.