La llanura costera del Golfo de León se convierte en su encuentro con los Pirineos en un entrar y salir de recovecos y acantilados, como si al dibujar el mapa del litoral francés a alguien le hubiera fallado el pulso en el trazo final. Desde el sur de Argelès-sur-Mer, las rojizas estribaciones montañosas entran de golpe en el mar y dan forma a la Côte Vermeille. Tras pasar la frontera española, la carretera de la cornisa lleva hasta Collioure en una sucesión de kilómetros donde se acumulan calas, pueblos pesqueros, viñedos en bancales, antiguas defensas y lugares de memoria histórica.