Los paisajes que nos aguardan están envueltos por el azul del mar y del cielo, mientras que la tierra emerge como un tapiz verde y rocoso, como corresponde a un territorio rico en montañas y bosques. Después de Sicilia, Cerdeña es la segunda isla más grande del Mediterráneo, con una superficie de 24.000 km2. Y tiene todo lo que se le suele pedir a una isla en este mar: aguas transparentes, olivos centenarios, variedad de paisajes –montes escarpados, valles, playas salvajes, acantilados...–, una gastronomía notable, llamativas tradiciones, fiestas populares, cierto misterio y esa sugerente sensación de tiempo detenido, de volver al pasado.