En el norte de Marruecos, en uno de los parajes más bellos de las montañas del Rif, surge esta ciudad de calles estrechas y casas pintadas de blanco y azul. Ubicada a apenas 60 kilómetros de Tetuán, la llegada por carretera a este enclave se anuncia con la gran mezquita, cuya torre octogonal anuncia la llegada a esta joya donde el tiempo parece haberse detenido.