El estilo Chicago está en la masa
Imposible resistirse a comer una pizza Chicago Style. La comparación con la italiana revela al instante diferencias notables: masa gruesa, tamaño gigante y un contenido denso que mezcla diversas carnes con una espesa salsa de tomate y mozzarella. Se cuece en una especie de sartén para que la masa adopte la forma de tarta y de esta manera el contenido no se desborde. Una pizza normal tarda unos 45 minutos en estar lista, así que mientras se espera, no hay más remedio que pedir una patatas fritas, unas alitas de pollo o unas empanadillas de mozzarella. Y después, salir rodando del restaurante, of course.
El otro plato estrella es el Chicago-style hot dog, Chicago Dog o Chicago Red Hot. Un perito caliente de carne de ternera, con mostaza, cebolla a rodajas o picada, pepinillos, tomate y pimiento verde. Atención: la receta no incluye ketchup. La oferta vegetariana y los menús más ligeros han ido tomando las cartas de los restaurantes más céntricos hasta el punto de que ahora ya no es imprescindible hincharse de grasas cada vez que uno se sienta a la mesa. Fuera del Loop, la cocina se internacionaliza y todos los sabores del mundo compiten para trasladar al viajero hasta México, Grecia, China o Rusia, depende del barrio en que uno se encuentre.
De los 7300 restaurantes de Chicago, 22 tienen estrella Michelin, así que no hay excusa para no darse el lujo de probar la alta cocina de esta ciudad. El festival Taste of Chicago, en junio, permite experimentar todos esos sabores en unos pocos días.