Para muchos es el país que aparece en Eurovisión año tras año y que en 2018 ardió con la cantante Eleni Foureira, pero la importancia de Chipre sobrepasa cualquier concurso televisivo. De gran valor histórico, cultural y natural, la isla de Afrodita es una perla anclada en el extremo oriental del Mediterráneo, "una hoja verde y dorada lanzada sobre el mar", según el poeta contemporáneo Leonidas Malenis.
Desde playas de ensueño hasta bosques exuberantes, pasando por yacimientos arqueológicos y una capital imposible de acabar, la tercera isla más grande del Mediterráneo constituye un mosaico cultural por el que transcurrieron, entre otros, fenicios, romanos, griegos, egipcios, persas, bizaninos, otomanos y venecianos motivados por su ubicación estratégica y por el cobre.
Los ingleses gobernaron la isla hasta 1960, manteniendo enclaves militares hasta día de hoy. Pero al recorrer el país, las huellas más palpables son la griega y la turca. En 1974 Turquía invadió la parte norte de la isla después del golpe de estado griego contra el presidente chipriota Makarios, un conflicto que perdura en la actualidad y que convierte Nicosia en la única capital dividida de Europa. Cada pueblo que ha pasado por la isla ha dejado su huella, ya sea en forma de mitos, idiomas, platos culinarios, anfiteatros como el de Kourion o iglesias bizantinas en Troodos, que hacen del país una explosión de culturas que no deja indiferente. Bienvenidos a Chipre, allí donde se cruzan Europa, Asia y África.