El cielo de las Islas Canarias por su situación geográfica y sus características meteorológicas es uno de los mejores para la observación de las estrellas. La Palma –junto con el observatorio del Teide en Tenerife– es sin duda un lugar privilegiado para quienes deseen contemplar las noches más nítidas de Europa. No es casualidad que aquí se halle el observatorio astrofísico más importante del hemisferio norte.
El Observatorio del Roque de Los Muchachos, en el municipio de Garafía, a 2.420 m. de altitud, alberga uno de los complejos de telescopios más completos del mundo y está abierto a los visitantes siempre que la climatología lo permita. Situado en los límites del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, el ascenso por la carretera que lleva hasta el observatorio ya es por si mismo una atracción. Tras pasar por un paisaje boscoso de pinos, el camino va tornándose cada vez más árido y volcánico. De golpe, las nubes y la niebla ocultan la vía y unos pocos metros más adelante el sol vuelve a brillar radiante. Por la noche, otra experiencia, atravesar la bruma blanca, tras la cual se obtiene como recompensa la visión de un cielo casi negro moteado por infinitas estrellas.
La Palma es uno de los enclaves privilegiados del planeta para la observación astronómica gracias a que se encuentra cerca del Ecuador y lejos de tormentas tropicales. En verano el cielo permanece despejado el 90% de las noches, lo que junto a la escasa urbanización de la isla, garantiza un cielo nocturno libre de contaminación atmosférica y lumínica. La isla tiene la certificación de Destino Turístico Starlight, que otorga la fundación homónima con el fin de aunar ciencia y turismo.