El norte de Portugal es una de las regiones más mágicas del país. Sus freguesías o parroquias guardan la esencia local y tradicional que se refleja en sus formas de vida, su gastronomía, su arquitectura y su cultura artesanal y arraigada que ha pasado de generación en generación. Entre el sur del Miño y el norte del Duero, estas cinco aldeas ofrecen al visitante experimentar un mundo totalmente distinto, gobernado por la calma y la amabilidad de sus gentes y regado de buenos productos, mucha historia y paisajes de película.