Ante el cierre obligado por la baja masiva de empleados de seguridad del centro, Viajes National Geographic propone otros espacios donde quitarse el mono de arte y comprender mejor la pujanza artística de a la ciudad en sus diferentes estilos. El coqueto museo de Bellas Artes de París es perfecto para llevarse una impronta sobre el arte europeo desde el siglo XV hasta el XIX. Eso sí, su colección más brillante es la del siglo XIX, con obras de artistas como Delacroix, Monet, Sisley, Renoir, Toulouse-Lautrec o Courbet. Y encima, su aspecto palaciego y las dimensiones de sus salas transmiten esas sensación de grandeza de su hermano mayor. Abierto en el año 2006, este centro recopila las mejores colecciones de arte antiguo y arqueológico de las civilizaciones más destacadas de la Humanidad. Un espacio fundamental para constatar que la creatividad no sabe de fronteras y para comprender que París siempre ha sido una puerta de entrada de influencias y estilos de todo el mundo. Y ese espíritu no solo sigue vivo, sino que resulta atractivo y espectacular en este novísimo complejo. Más conocido como Museo de Cluny, este espacio está destinado a mostrar lo mejor del arte previo al Renacimiento. Su magia no está solo en su colección que procede de algunas de las iglesias y monasterios más ricos del país, también en su sede, una antigua abadía en el corazón del barrio Latino. Un claro caso en el que continente y contenido se dan la mano para embellecerse mutuamente. Este coqueto edifico ubicado en los jardines de Luxemburgo fue el primer museo de arte contemporáneo de la ciudad allá por 1750. Desde entonces, este precioso complejo ha sido usado para albergar colecciones de todo tipo, aunque en los últimos años se ha transformado en un espacio polivalente que alberga exposiciones de arte con la II Guerra Mundial como límite 'moderno'. De ahí que, dependiendo de cuándo se visite, se pueda disfrutar de monográficos sobre artistas y movimientos pictóricos desde el Renacimiento hasta las Vanguardias. Esta institución alberga la colección de arte de los magnates galos Édouard André y su esposa Nélie Jacquemart, quienes legaron su fortuna artística a la ciudad a su muerte. El aliciente de cruzar su puerta no está solo en curiosear cómo era la mansión de estos banqueros, sino también en descubrir y disfrutar de la maravillosa colección de arte transalpino que se exhibe en el conocido como Museo Italiano . Especialmente sus obras renacentistas que aquí lucen con una luz y un esplendor especial.