Cinco excursiones en tren desde Berlín

Desde Potsdam hasta Hamburgo, la capital alemana permite realizar espectaculares trayectos en ferrocarril.

Al aterrizar en Berlín, la ciudad acoge al viajero con su vasta oferta museística, barrios para todos los gustos y espacios verdes donde todo puede suceder. Moverse por sus calles en bici o en transporte público es una de las mejores formas para conocer todos sus encantos. También para emprender nuevos viajes, ya que la extensa red ferroviaria alemana permite conectar la capital con otras ciudades y con espacios naturales, ya sea a escasa media hora o en los países vecinos. Estas cinco propuestas son algunos de los mejores trayectos para viajar en tren desde Berlín.

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Dresde

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Dresde

Unas dos horas separan la capital alemana de Dresde, conocida como la Florencia del Elba por haber sido un centro cultural y artístico a partir del siglo XV, cuando la ciudad pasó a ser la capital del Reino de Sajonia, convirtiéndose en un polo intelectual. Durante esa época, se erigieron joyas arquitectónicas que hoy motivan un viaje a esta urbe. A medio camino entre Berlín y Praga, basta bajar del tren para darse cuenta de la importancia de Dresde, en un casco antiguo que el veneciano Canaletto inmortalizó en sus pinturas y que invita a conocer la catedral Hofkirche, la antigua residencia de los reyes sajones, la Ópera Semper y el Palacio Zwinger, la Terraza de Brühl, que recorre la orilla del Elba, y la espectacular Frauenkirche, la Iglesia de Nuestra Señora, símbolo del renacer de Dresde. 

Potsdam

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Potsdam y Beelitz

No tan lejos, a escasos 30 minutos en tren de Berlín, Potsdam se presenta como la escapada perfecta para hacer en un día. La frecuencia es constante y el trayecto cruza el bosque Grunewald, una zona boscosa a orillas del río Havel que invita a hacer excursiones a pie o en bici. Una vez en Potsdam, hay que dejarse caer por la plaza del Antiguo Mercado, donde se encuentra la iglesia de San Nicolás y el Antiguo Ayuntamiento, y por el parque de Sanssouci, a 2 km del centro histórico. Si se continúa en tren media hora más, se llega a Beelitz, donde se halla un hospital abandonado y varios senderos para realizar excursiones.

Mar Báltico

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Mar Báltico

Hacia el norte, la línea de ferrocarril alemana permite acceder al mar Báltico en unas 3 horas, aunque el período de tiempo puede variar dependiendo del destino concreto que se quiere visitar. El parque nacional de la Laguna de Pomerania Occidental se compone de varias penínsulas e islas, mientras que localidades como Rostrock, Greifswald o Wismar, entre otras, permiten conocer los puertos pesqueros de la zona, playas y otros espacios naturales protegidos.

Leipzig y el lago Markkleeberger

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Leipzig y el lago Markkleeberger

El trayecto que separa las ciudades de Berlín y de Leipzig, de aproximadamente una hora y media, es un precioso recorrido que cruza ciudades como Wittenberg, a orillas del río Elba, y varios espacios naturales entre bosques y lagos. De hecho, del centro de Leipzig parten líneas de tren y metro hasta el lago Markkleeberger, donde se pueden realizar rutas y varias actividades acuáticas. La ciudad, cuna de Goethe, Wagner y Mendhelsson, invita a conocer un casco antiguo rodeado por un extenso anillo verde. La Biblioteca Nacional Alemana, el Museo de Bellas Artes o la Universidad permiten adentrarse en la historia de la ciudad. 

Hamburgo

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Hamburgo

El trayecto de dos horas que conecta la capital alemana con Hamburgo bordea los parques naturales de Westhavelland y del Valle de Elba de Mecklenbur hasta encontrarse con la desembocadura del río, en la ciudad portuaria. La estación princpal, Hauptbahnhof, fue inaugurada en 1906 y conecta con gran parte de Alemania. Una vez en la calle, Hamburgo descubre joyas arquitectónicoas como la Hafencity, entre el puerto y los viejos almacenes, o Speicherstadt, una Venecia postindustrial. Sin olvidar edificios históricos como la iglesia de Sankt Michaelis o los bulevares de Mönckebergstrasse y Neue Wall.

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