París, Londres, Berlín, Viena y Barcelona, entre visitas a museos y paseos arquitectónicos hay que reservar un tiempo para deambular por los mercados, espejos de la historia y del palpitar de la ciudad. Los hay de todo tipo, dimensiones y gustos, hemos elegido cinco de los más clásicos.
Nashmarkt, Viena. En el Naschmarkt se puede comprar desde el alba hasta la puesta de sol una amplia mezcla de frutas, verdura o delicias gastronómicas de todos los países. Está situado cerca del centro de la ciudad, y a lo largo de dos kilómetros se alinean más de 120 puestos en los que se puede adquirir aceite de oliva tunecino y chucrut y degustar desde schnitzels (el popular escalope austriaco) hasta sopa de albóndigas al estilo de Shanghai. Su origen se remonta al siglo XVIII, cuando en este mismo lugar se comerciaba con leche. Abre todos los días y el sábado además se organiza un mercadillo.
Mauerpark, Berlín. Situado en el enorme parque que ocupa uno de los tramos del antiguo Muro de Berlín, este mercado es un imán para los jóvenes y para todo aquel que disfruta vagando por puestos de muebles, objetos de la antigua Alemania del Este y ropa vintage, pero también obras de arte de artistas noveles, fotografías y artesanía. Ambiente relajado, música, espacios para hacer un picnic, tenderetes con comida, el Mauerpark (en Prenzlauer Berg) es un plan a tener en cuenta para pasar un delicioso y divertido domingo.
Portobello, Londres. Uno de los mercados más populares de la capital británica, y el más antiguo (de 1740) y grande, es el lugar perfecto para hallar el objeto inútil pero encantador que nunca pensaste comprar. Portobello es el paraíso de las antigüedades, monedas, relojes, muebles, sellos o joyas y ropa vintage, todavía de culto en Londres. Lleva el nombre de la calle donde se ubica, en el barrio de Notting Hill, y en realidad son varios mercados en uno ya que según el día de la semana ofrece también productos de alimentación. Abre todos los días, excepto en domingo.
Marché aux Puces de Saint Ouen. Se trata de uno de los mercados de antigüedades más grandes de Europa, con seis hectáreas en las que se reparten catorce pequeños mercados. Tiene muchísimo encanto y se pueden encontrar verdaderas maravillas. Fue a finales del siglo XIX cuando algunos chamarileros y traperos se instalaron aquí procedentes del centro de París de donde habían sido invitados a irse por las autoridades. Desde entonces, el número de puestos no ha cesado de crecer y hoy es una institución en materia de antigüedades y muebles y objetos de almoneda. Hay que consultar en la página web los distintos horarios y días de apertura de los mercados que forman el Marché aux Puces.
Els Encants, Barcelona. Quizas el más glamuroso de los mercados de antigüedades y almoneda se halla en Barcelona. Desde que el histórico Mercat dels Encants se mudó a su nueva sede en la recién remozada plaza de Les Glòries, se ha convertido en una de las visitas ineludibles de la capital catalana. Cubierto por una enorme pérgola dorada visible desde lo lejos, el mercado consta de tres plantas en las que se puede encontrar todo lo imaginable, desde antigüedades, ropa, tecnología, objetos de decoración y un puñado de bares y restaurantes para amenizar la visita. Abre los lunes, miércoles, viernes y sábados.