El mes de las hojas pintadas

Cinco coordenadas de Navarra donde disfrutar del otoño

Una sinfonía cromática de rojos vibrantes, marrones cálidos y dorados ponen a Navarra aún más bella todavía.

Octubre es el mes de las hojas pintadas. Lo dijo ese gran paseante y filósofo que fue Henry David Thoreau. “Su opulento resplandor destella alrededor del mundo”, describió en Los colores del otoño. Y, cómo no, ese resplandor llega a tierras navarras. El otoño en Navarra es intenso. Allí, hayas y abetos, tilos, avellanos, olmos, sauces, arces y demás protagonizan una sinfonía cromática de rojos vibrantes, marrones cálidos y dorados dulces.  Si una figura alta, cubierta de pelo y de larga cabellera sorprende en el camino con un andar ágil, no hay que temerle, es Basajaun, el protector de los bosques navarros. A cambio, solo hay que ofrecerle algo de pan.

 

 

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Nacedero del Urredera

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Nacedero del Urrederra, el otoño caribeño

Caribe y otoño son palabras que no maridan muy bien; salvo aquí, en el nacedero del Urrederra. Basta ver el color del agua para entenderlo: el azul turquesa parece fuera de lugar. Como mínimo, sorprende, igual que lo hizo a quienes le buscaron nombre (significa ‘agua hermosa’ en euskera). El nacedero del Urederra fue declarado reserva natural en 1987 y es uno de los enclaves más espectaculares de Navarra. En el norte de Estella, es la salida natural de un acuífero formado en el macizo kárstico de Urbasa. Para llegar hasta él hay que seguir un sendero que parte de Baquedano, pero atención, la reserva natural tiene un aforo limitado de 450 personas y hay que reservar previamente

Cascada del cubo-Selva de Irati

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Cascada del cubo, el otoño perfecto

Uno de los lugares más bellos de la selva de Irati. Lo mejor de todo es que se llega a través de un cómodo sendero desde Casas de Irati, uno de los puntos más populares para echarse a andar en este bosque que es el segundo hayedo-abetal más extenso y mejor conservado de Europa, tras la Selva Negra de Alemania. En el mapa, es una inmensa zona verde en el Pirineo oriental navarro, en la cabecera de los valles de Aezkoa y Salazar. En el terreno, un bosque que en otoño se vuelve aún más mágico y que tiene muchos enclaves naturales que visitar. Tal vez esta cascada sea un otoño navarro concentrado: escuchar el agua saltar, notar el olor, mezcla de humedad, madera y hummus y ver el concierto cromático de la vegetación — hayas, abetos, olmos, sauces, robles, helechos—, todo en uno.

Foz de Arbayún

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Foz de Arbayún, el otoño entre buitres

No será el Gran Cañón del Colorado, pero este sí tiene otoño. Así que casi que sale beneficiado de la comparación. En la estribaciones de los Pirineos navarros, la Foz de Arbayún es un cañón que forma el río Salazar, que se convierte en un espectáculo mayúsculo en los meses del otoño, cuando el bosque mixto que conserva en su interior explota en diversos colores. En sus roquedos anidan numerosos buitres leonados que se pueden observar desde el balcón del Mirador de Iso. El mirador es el mejor enclave para disfrutar de este otoño épico, pero los que prefieran sacar lo mejor de sus botas pueden internarse por el sector más inaccesible del espacio natural, siguiendo el sendero señalizado desde el pueblo de Usún.

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Bosque de Orgi en Ulzama, el otoño centenario

Ocurrió una vez que el bosque de Sherwood estuvo en Navarra y que Robin tuvo cara de Sean Connery y Marian, la de Audrey Hepburn. Fue en el verano de 1975, cuando se rodó la famosa película Robin and Marian, en el bosque de Orgi en Lizaso. Al equipo de localizaciones les debió parecer que los robledales húmedos - un tipo único de roble que puede vivir en los suelos encharcados del fondo del valle- se parecían mucho a los ingleses y, además, aquí contaban con todo el vino que quisieran (o, al menos, lo debieron pensar). En la actualidad está declarado como Parque Regional y Área Natural Recreativa y cuenta con paseos adaptados para personas con movilidad reducida e invidentes.

Xorroxin

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Xorroxin, el otoño más dulce

Para alcanzar los paisajes más espectaculares no siempre hay que aventurarse al borde de lo imposible. A veces, están mucho más cerca, más accesibles, como es el caso de esta cascada, enclavada en el corazón del valle de Baztán. Tal vez, sea éste el valle más legendario de Navarra. En él, abundan tantas leyendas, brujas y antiguos contrabandistas, como abundan lugares de ensueño que en otoño se agigantan a la vista. En pleno Pirineo atlántico, entre los puertos de Belate y Otsondo, el valle de Baztan es el municipio más extenso de la comunidad foral. Es un paraíso para senderistas de toda clase que encuentran desde largos recorrido a paseos como el que llega a la cascada de Xorroxin, que transcurre en su mayor parte por camino de ganado. No será mala idea llevar como avituallamiento un poco de chocolate Malkorra con avellanas de Elizondo.