Octubre es el mes de las hojas pintadas. Lo dijo ese gran paseante y filósofo que fue Henry David Thoreau. “Su opulento resplandor destella alrededor del mundo”, describió en Los colores del otoño. Y, cómo no, ese resplandor llega a tierras navarras. El otoño en Navarra es intenso. Allí, hayas y abetos, tilos, avellanos, olmos, sauces, arces y demás protagonizan una sinfonía cromática de rojos vibrantes, marrones cálidos y dorados dulces. Si una figura alta, cubierta de pelo y de larga cabellera sorprende en el camino con un andar ágil, no hay que temerle, es Basajaun, el protector de los bosques navarros. A cambio, solo hay que ofrecerle algo de pan.