Zafra
Por su fisionomía llena de patios, conventos, coloridas fachadas y suelos empedrados, Zafra es conocida como «Sevilla la Chica». Su arquitectura urbana, con retorcidas callejuelas de herencia árabe y un omnipresente color blanco, condensa la importancia de su pasado mercantil. Desde el siglo xv, sus dos plazas porticadas, la Chica y la Grande, son el núcleo de la actividad comercial, artesanal y ganadera. En ambas se debe echar un ojo a las varas de medir ubicadas en las columnas de las plazas, utilizadas para dar fe de que el comerciante vendía la medida sin ninguna trampa. Pero Zafra también fue una ciudad amurallada que contaba con decenas de puertas, como la puerta de Badajoz y la de Jerez. Estos dos accesos a intramuros tenían un objetivo comercial, no defensivo, pues controlaban las entradas y salidas de la villa con el fin de saber quién las cruzaba y qué productos llevaba.