La faz más moderna y puntera de Londres, encarnada en los innovadores rascacielos del corazón financiero de la City, se despliega paradójicamente sobre la «Milla Cuadrada» (Square Mile) más antigua de la ciudad. Los dos mil años de historia encerrados en este enclave de la ribera norte del Támesis invitan a un recorrido en busca de las huellas del asentamiento romano, del vetusto entramado de calles medievales y de la riqueza arquitectónica que acompasó el auge del imperio británico en la época victoriana. Dos grandes símbolos de la capital, como son la Torre de Londres y la catedral de Saint Paul, enmarcan desde el flanco oriental de la City hasta los confines del oeste el contorno de este barrio singular.
La City of London (nombre oficial) es accesible en autobús y en metro, pero el desplazamiento en uno de los transbordadores que lo conectan con el centro histórico de Westminster es muy recomendable porque desemboca a los pies del espectacular Tower Bridge (Puente de la Torre). El viaducto, que debe su nombre a la Torre de Londres, es una atracción en sí mismo, con sus dos torreones de 65 metros de alto que flanquean el puente levadizo construido entre 1886 y 1894. Una visita a sus entrañas documenta sobre la expansión de la ciudad al tiempo que muestra la maquinaria hidráulica original, ahora eléctrica.
Símbolo de la corona
Un corto paseo conduce hasta esa Torre de Londres que esgrime los emblemas de la monarquía inglesa desde hace casi un milenio: el poder –encarnado en las Joyas de la Corona–, y el terror –pues en esta fortaleza fueron encerrados personajes de alcurnia e incluso reinas como Ana Bolena y Catalina Howard, esposas de Enrique VIII (1491-1547)–. Fundado por el normando Guillermo el Conquistador en 1066 y hoy declarado Patrimonio de la Humanidad, este complejo rodeado por dos anillos de murallas recibe a 2,5 millones de visitantes anuales. Ni la colección de armaduras de la Torre Blanca, ni el Palacio Medieval (siglo XIII) y su Puerta de los Traidores, por la que se introducía con barco a los presos, ni la hermosa capilla anglonormanda de Saint John o los siete torreones, logran hacer sombra al objetivo favorito del público: las coronas, cetros, emblemas y espadas de la Jewel House.
El gran incendio que en 1666 arrasó la City obligó a una completa reconstrucción
En los aledaños de la Torre de Londres, una réplica del busto de Trajano, cabeza del Imperio romano entre los años 98 y 117, nos recuerda los orígenes de civilización en la ciudad. Los invasores latinos se asentaron en este terreno junto al Támesis, que permitía el transporte de productos y personas hasta el mar, en el año 43 a. C. De la muralla de 8 kilómetros de Londinium se conserva algún fragmento junto a la estación de metro de Tower Hill, si bien el grueso de sus restos están expuestos fuera de la City, en los cercanos Centro Barbican y Museo de Londres. Los romanos permanecieron hasta el año 410, cuando los ataques sajones, vikingos y normandos, junto a la propia decadencia del imperio, forzaron su abandono.
El periodo medieval marcó una segunda era de prosperidad gracias a los comerciantes. Agrupados en gremios, éstos tenían su principal mercado de abastecimiento al noroeste de la Torre de Londres, en el Leadenhall Market, que ha llegado a nuestros días reconvertido en un elegante espacio de tiendas, cafés y restaurantes bajo la cobertura de una bóveda y arcos de la época victoriana.
El gran incendio que en 1666 arrasó la City obligó a una completa reconstrucción, dirigida por el arquitecto Christopher Wren. A lo largo de los siglos XVII y XVIII, Londres se expandió en todas direcciones, pero la City conservó las fronteras romanas. Cannon Street retiene, en el número 111, un vestigio de entonces: la Piedra de Londres, un monolito con el que los romanos medían las distancias. En el cruce con Queen Victoria se hallan los restos del templo romano dedicado al dios Mitra.

La calle Queen Victoria hacia el norte conduce a la rotonda de Bank, donde confluyen la Mansion House, residencia del alcalde de la City, el perfil neoclásico del Royal Exchange (la Bolsa) y el Banco de Inglaterra, cuyo museo expone lingotes de oro y plata. La riqueza que encierran estas instituciones de época victoriana tiene su proyección moderna en los rascacielos que proliferan hacia el este. La más reciente incorporación es el Leadenhall Building, un coloso de 225 metros de altura, obra del británico Richard Rogers, que se alza a pocos metros de The Gherkin, la torre diseñada por Norman Foster. La convivencia de estos gigantes con los edificios victorianos define el paisaje de la City, el corazón financiero de Londres, adonde acuden a trabajar 300.000 personas; los fines de semana aparece, en cambio, semidesierta, pues apenas cuenta con 9.000 residentes.
La City, que hoy figura entre los enclaves más caros del mundo, ya era en el XIX uno de los barrios más solicitados de Londres. La regeneración arquitectónica tras el Gran Incendio incluyó 52 nuevas iglesias, con la catedral de Saint Paul como obra cumbre. El trayecto desde Bank hasta este gran templo, a través de la avenida Cheapside Poultry, invita a una parada en la iglesia de St Mary-le-Bow, una de las imágenes más distintivas de la City; se dice que para ser un verdadero cockney hay que haber nacido en un radio desde el que pueda escucharse el repicar de sus campanas.
El final del recorrido exhibe la catedral de Saint Paul y su blanca fachada de 108 metros de altura coronados por la segunda cúpula de mayor diámetro del mundo después de San Pedro del Vaticano. Esta joya barroca ha sido el escenario de destacados acontecimientos de la historia británica, como el entierro del primer ministro Winston Churchil (1965) y la boda del príncipe Carlos con Diana Spencer.
El Puente del Milenio conecta desde el año 2000 la catedral con los barrios del sur del Támesis. Desde esta pasarela de acero la City ofrece una última e inigualable vista.
PARA SABER MÁS
Documentación: pasaporte o DNI.
Idioma: inglés.
Moneda: libra esterlina.
Horario: una hora menos.
Llegar y moverse: De los cinco aeropuertos londinenses, los mejor comunicados con el centro son el London City (9 km), Heathrow (32 km) y Gatwick (45 km). Existen abonos de transporte: la Oyster Card es una tarjeta de prepago, la Travel Card sirve para uno o dos días. El London Pass permite la entrada a 55 atracciones.