El mayor recinto palaciego del mundo fue, entre los siglos XV y XIX, el epicentro de China y el reflejo en la tierra del origen divino de sus emperadores . Hasta que aquel universo oculto atrajo a los extranjeros y todo cambió. La " morada celestial del emperador " fue un reducto prohibido hasta que, en el siglo XIX, las potencias occidentales aumentaron su presión sobre China ante la negativa de abrirse al comercio exterior. Británicos y franceses se aliaron en la segunda guerra del opio y acabaron ganando territorios y profanando el Palacio Imperial. En 1900 los bóxers chinos (grupo religioso y político) se alzaron para liberar al país de los "demonios extranjeros". Pero un ejército de ocho naciones sofocó el asalto y ocupó la Ciudad Prohibida. A pesar de ello se permitió que el emperador niño Pu Yi viviera en ella hasta su abdicación en 1912. Poco después fue transformada en museo . Beijing es una urbe abierta a la modernidad , salvo en los lugares que fueron concebidos para la eternidad como la Ciudad Prohibida, hoy la principal atracción de la capital china . Cuando los turistas acceden por la plaza Tiananmen , ante ellos se abre un universo de 980 pabellones con 9.999 salas de nombres inspiradores: Cultivo de la Mente, Pacífica Longevidad, Suprema Armonía, Pureza Celestial... Las visitas recorren la Corte Interior, donde residieron 24 emperadores con sus esposas, concubinas, hijos y eunucos; y la Exterior, destinada a criados, funcionarios y soldados. En 2001 se inició una reforma que culminará en 2020 cuando celebrará 600 años de historia .