A aquel al que no le gusta el agua absténgase de seguir leyendo sobre estas localidades. Todas ellas tienen este líquid por todas partes y sus canales las convierten en urbes perfectas para desplazarse en cualquier tipo de embarcación. El paseo en barco a través de edificios medievales, grandes palacios o antiguos tinglados industriales es uno de los alicientes de visitar estas ciudades que a lo largo de su historia han librado una apasionante lucha contra el agua. En esos siglos de combate han vivido inundaciones y muchísimos contratiempos, pero siempre han salido airosas y hoy nos ofrecen el tipismo, la belleza y el romanticismo de sus canales y puentes.