Es hablar de Modernismo en España y pensar en Barcelona, en Gaudí y en ese equipo galáctico de arquitectos que incluía a Domènech i Montaner, Josep Puig i Cadafalch o a Cèsar Martinell entre otros. Pero lo cierto es que en todo el territorio nacional hay buenas muestras de ese estilo que en Europa que dio a conocer con diversos nombres -Sezessionstil en Viena, Modern Style en Inglaterra, Liberty en Italia, Jugendstil en Alemania, Art Nouveau en Bélgica-, pero con un denominador común que lo hace fácilmente identificable: hierro, curvas, vidrios y detalles imaginativos. El movimiento llegó a toda España a través de diferentes ciudades, porque si un rasgo caracteriza a este movimiento arquitectónico es su esencia eminentemente urbana. Eso y su poder evocador: es ver un edificio modernista y dejar la fantasía volar.