Formentera se ha convertido en una meca para la astrofotografía debido a su baja contaminación lumínica y su combinación de faros, torres y esculturas de piedra que componen fantásticos bodegones nocturnos. Mientras que por el día sus playas cristalinas y los sorprendentes sabores de la isla atraen las cámaras de los viajeros, al caer el sol las retinas son embelesadas por el firmamento. Es entonces cuando los cazadores de la Vía Láctea comienzan sus pruebas, ensayos, experimentos y, con suerte, logran capturar la postal nocturna deseada. Este es un manual de fotografía para no desorientarse entre tantos paisajes nocturnos y términos fotográficos. La isla se encargará de hacer la magia.