Vuelta al pueblo

Diez comarcas españolas para evadirse en familia

En estos destinos no es todo campo, que también, sino que ofrecen planes para que los más pequeños se asilvestren.

Naturaleza, pueblos tranquilos y actividades al aire libre son algunos de los factores que tienen en cuenta muchos padres para elegir el destino donde llevar a su prole. Las siguientes 10 comarcas de España cumplen con estos tres requisitos por lo que son, sin duda, lugares ideales para disfrutar de un merecido descanso para desconectar y viajar... aunque sea a escasos kilómetros de casa.

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iStock-1212208157. Noroeste de Murcia

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Noroeste de Murcia

El Noroeste de Murcia, cruce entre las tradiciones manchegas, andaluces y murcianas, es casi tan bello como desconocido para muchos viajeros. Esta diversidad cultural se refleja también en su territorio donde se entremezclan los grandes páramos, los campos de viñedos y cereales, y montañas como el macizo de Revolcadores, en Moratalla, la más alta de esta Comunidad Autónoma.

En el Noroeste de Murcia hay pueblos con encanto como Cehegín, con un casco histórico formado por una telaraña de callejuelas de origen medieval; paisajes como los del Cañón de Almadenes cuyas paredes, que alcanzan en algunos tramos los 120 metros de altura, están repletas de cuevas y grutas donde se conservan pinturas rupestres declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; y lugares enigmáticos con la Cueva del Puerto, en Calasparra, una cavidad de referencia de 14 kilómetros de recorrido, perfecta para todos aquellos a los que les gustan las estalactitas y las estalagmitas (los más pequeños son grandes admiradores de los espeleotemas). Las familias disfrutan recorriendo a pie, en bici o en caballo la Vía Verde del Noroeste, un paseo muy agradable que se realiza por los antiguos trazados ferroviarios que unían la localidad de Murcia con Caravaca de la Cruz y aprenden historia durante la visita a la ciudad romano-visigoda de Begastri, cerca de Cehegín.

iStock-1176101023. Gúdar-Javalambre (Aragón)

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Gúdar-Javalambre (Aragón)

La comarca turolense de Gúdar-Javalambre es una de las que ofrece una propuesta turística familiar más completa de todo Aragón: castillos por donde pasaron personajes históricos; una red de senderos con más de 1.000 kilómetros de rutas para dar paseos en plena naturaleza; y un cielo estrellado perfecto para el astroturismo.

A los peques les chiflan las fortificaciones y en Gúdar-Javalambre hay unos cuantos castillos, algunos de ellos imponentes como el de Puertomingalvo, en los que es muy fácil imaginar aventuras con una espada de juguete en ristre. Además esta comarca turolense cuenta con una red de senderos muy variada que coquetea con grandes itinerarios como la Vía Verde de Ojos Negros, el Camino del Cid, o el Camino del Santo Grial, entre otros. Por último la comarca de Gúdar-Javalambre es una de las mejores zonas de Europa para observar las estrellas debido a la inexistencia de contaminación lumínica en sus cielos (fue el primer territorio de Aragón que obtuvo la certificación otorgada por la Fundación Starlight) y cuenta con una red de miradores equipados para esta actividad. Asimismo muchos alojamientos ofrecen propuestas relacionadas con el astroturismo como la observación de estrellas y sesiones de planetario, entre otras.

Todas estas experiencias se rematan con unas buenas dosis de jamón de Denominación de Origen Teruel y embutidos locales curados gracias al clima extremo y seco de esta comarca. ¿Hace falta recordar que los niños tienen un paladar muy fino?

iStock-1126886099. El Solsonès (Cataluña)

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El Solsonès (Cataluña)

La comarca del Solsonès no solo es un destino perfecto para gozar del prepirineo de Lleida sino también el mejor lugar para descubrir una de las muestras más destacadas del barroco catalán. Y es que por su carácter rural y por estar alejado de los grandes núcleos de población, El Solsonès ha mantenido su patrimonio cultural intacto a pesar de las contiendas y de los conflictos bélicos que supusieron la desaparición de una parte muy importante de esculturas y retablos de Catalunya. El barroco local, ostentoso y exuberante, está disperso por capillas, iglesias y santuarios de la comarca.

Contemplar estas obras excelsas no es para nada incompatible con hacer recorridos al aire libre con toda la familia por los senderos de La Vall de Lord y la sierra de Busa; visitar el Salí de Cambrils, una de las pocas salinas de montaña que hay en Catalunya; o recorrer pueblos con encanto como Sant Llorenç de Morunys, Navès o la capital comarcal, Solsona, una urbe tranquila con un casco histórico muy interesante que todavía conserva su estructura medieval amurallada. Por último desde Solsona merece la pena hacer una excursión a la iglesia de Sant Esteve d’Olius, una de las muestras más representativas a nivel mundial del llamado románico lombardo.

shutterstock 1372639685. Lea Artibai (Euskadi)º

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Lea Artibai (Euskadi)

En el litoral vasco hay una comarca donde los pueblos pesqueros, los senderos, las cuevas, los bosques, los puertos y las playas conviven en una absoluta armonía. Se trata de Lea-Artibai, al noreste de Bizkaia, un territorio que debe su nombre a los dos ríos que cruzan esta comarca fronteriza con Guipúzcoa. Y es que no hay razón alguna para afirmar que el mar y el mundo rural sean incompatibles y la costa de Euskadi es la mejor muestra de esta simbiosis. La orografía de Lea Artibai es abrupta e insolente, y está custodiada por el imponente monte de Oiz, también conocido como el "Mirador de Bizkaia”, una de las cumbres míticas de este territorio.

 

Los pueblos de Lea Artibai son perfectos para dar un paseo: la villa de Lekeitio destaca por la isla de San Nicolás, a la que se accede a pie mientras la marea está baja y también por la Basílica de la Asunción de Santa María, cuyo retablo está considerado el tercero más grande de España; en la tradicional Ondarroa, por su parte, se encuentra el puerto pesquero más importante del Cantábrico al que se accede por un puente diseñado por Santiago Calatrava; y hacia el interior de la comarca, Markina-Xemein, con un precioso casco antiguo, es un buen punto de inicio para conocer los pequeños pueblos a través de los senderos de la comarca.

iStock-1207809680. Montaña de Riaño (León)

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Montaña de Riaño (León)

Una de las comarcas históricas de España donde la belleza de su naturaleza se derrama por montañas, valles y ríos es Montaña de Riaño, en el noreste de la provincia de León. Es el lugar perfecto para pasar unos días disfrutando del aire puro de la Cordillera Cantábrica y para conocer las costumbres y las tradiciones de un territorio eminentemente rural que en verano se convierte en destino de pastores en trashumancia. La Montaña de Riaño abarca varios municipios leoneses que tienen como nexo común paisajes de belleza desbordada con valles verdes y extensos, bosques cantábricos bien conservados, y hayedos como los de Asotín y Cuesta Fría, declarados Patrimonio de la Humanidad, que se refugian bajo las cimas escarpadas de los Picos de Europa leoneses.

En Montaña de Riaño sorprenden sus rutas y senderos, sus caminos históricos, sus encantadores pueblos de montaña como Oseja de Sajambre donde no hay rastro de actividad industrial, y sus frondosos valles regados con las aguas de importantes ríos como el Cares, el Sella o el Esla. Este paisaje agreste va acorde con los sabores auténticos de la cocina tradicional de la montaña leonesa con productos con empaque como quesos, mieles, embutidos o las ricas carnes criadas en este territorio.

iStock-119559883. Monfragüe (Extremadura)

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Monfragüe (Extremadura)

La comarca de Monfragüe, situada en la provincia de Cáceres, es una de las zonas con mayor diversidad animal y vegetal de Europa. Aquí confluyen sin estridencias el bosque mediterráneo y la dehesa extremeña donde abundan las encinas, los alcornoques y los madroños. Sin duda la gran atracción de esta comarca es el el Parque Nacional de Monfragüe (2007), un espacio protegido desde 1979 que es Reserva de la Biosfera desde el año 2003. Este territorio, una de las joyas de la naturaleza de Extremadura, tiene una fauna única que encandila a los más pequeños en la que destacan sin duda las aves como el águila imperial ibérica, la huidiza cigüeña negra, los buitres negros o los alimoches. Por este motivo el Parque Nacional de Monfragüe acoge, a finales de invierno, la Feria Internacional de Turismo Ornitológico.

En cuanto al patrimonio cultural la comarca cuenta con varios enclaves destacados como el poblado ferroviario de Monfragüe de Malpartida de Plasencia, localidad de donde parte una interesante vía verde, el convento de El Palancar de Pedroso de Acim (considerado el más pequeño del mundo) o el monasterio del Santísimo Cristo de la Victoria en Serradilla. Por último no hay que irse de la comarca de Monfragüe sin visitar Romángordo y conocer los trampantojos que se han pintado en las paredes y persianas de los edificios del pueblo.

iStock-1042454418. Muros y Noia (Galicia)

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Muros y Noia (Galicia)

Hablar de la comarca de Muros es hacerlo también de la vecina Noia ya que tienen en común una ría que las une y las transforma en un geodestino excepcional. Se trata de la Ría de Muros e Noia, conocida también como A Ría da Estrela, ubicada en la fachada atlántica de Galicia, en plena transición entre la Costa da Morte y las Rías Baixas.

Este geodestino comienza al norte en la Playa de Ancoradoiro (Muros) y su extremo sur es la Playa de Espiñaredo (Porto do Son). A lo largo del litoral hay ensenadas de una finísima arena blanca donde las familias pueden tomar baños de sol además de refrescarse en las aguas frescas de esta ría coruñesa, perfecto caldo de cultivo para un marisco excepcional.

En el territorio hay cinco rutas de senderismo, otros cinco recorridos para hacer con bicicleta de montaña (BTT), y una vía marítima que permite realizar el Camino de Santiago de una forma singular. Otros lugares curiosos muy adecuados para visitar en familia son la central hidroeléctrica del Tambre, en Noia, o los petroglifos de Lousame. Por último no hay que perderse la puesta de sol desde el Castro de Baroña, un asentamiento que data de la Edad de Hierro, y desde el que se tienen unas magníficas vistas de la costa coruñesa.

shutterstock 143180590. Alto Oja (La Rioja)

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Alto Oja (La Rioja)

La comarca riojana del Alto Oja está formada, entre otros, por los municipios de Ezcaray, Ojacastro, Valgañón y Zorraquín. El paisaje de este territorio es espectacular en cualquier época del año y el entorno es muy favorable para la práctica de actividades al aire libre con toda la familia. El punto de partida de muchas excursiones es Ezcaray, cuyo casco antiguo conserva un entramado de calles antiguas con palacios y casas solariegas, con sus blasones de los siglos XVII y XVIII.

Los alrededores de esta población riojana son perfectos para dar un paseo en bici por senderos de pequeño y gran recorrido. Dos de las rutas más aconsejables son el tramo del Camino de la Herradura y la Vía Verde del Oja, que deja atrás, entre otros lugares, el parque de la Antigua Estación y la Ermita de San Asensio de los Cantos.

Desde Ezcaray también parten varios senderos para recorrer la sierra de la Demanda como el que sube a la ermita de Santa Bárbara o el que lleva a uno de los espacios más singulares de la comarca, el Acebal de Valgañón, catalogado dentro de las Áreas de Vegetación Singular de La Rioja. El recorrido, apto para todas las edades, cruza el pastizal de La Dehesa y finaliza en la iglesia de Nuestra Señora de Tresfuentes.

iStock-173445002. Valle de Baztán (Navarra)

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Valle de Baztán (Navarra)

Esta comarca de Navarra es una propuesta fantástica para hacer una ruta en coche con los niños y descubrir paisajes agrestes y variopintos. El recorrido empieza en la frontera con Francia, en el municipio de Urdazubi-Urdax, donde están las milenarias cuevas de Ikaburua, que se originaron hace unos 14.000 años por la continua erosión del río Urtxuma. A pocos kilómetros se encuentra el misterioso término municipal de Zugarramurdi, donde todavía hoy los locales muestran ufanos a los visitantes, sobre todo a los más pequeños, las cuevas donde se reunían las brujas y se celebraban los aquelarres.

Al sur, en el valle de Baztán-Bidasoa, al que la escritora Dolores Redondo dedica una formidable trilogía literaria, se esparcen gran cantidad de torres medievales de linaje y palacios renacentistas y barrocos levantados por indianos y servidores de la corte de Madrid. El valle está salpicado de pueblos con encanto como Arizkun o la pequeña villa de Erratzu, desde la cual parte un sendero hasta uno de los lugares más bellos del Baztán, la cascada de Xorroxin, un espectacular salto de agua situado al pie del monte Autza.

En la capital del valle de Baztán, Elizondo, abundan casas señoriales como el palacio barroco de Arizkunenea, y en los alrededores hay poblaciones con encanto como Irurita y Ziga, perfectas para poner el punto y final al recorrido por esta comarca.

the-town-of-culla-at-sunset-in-castellon-picture-id922044016. L' Alt Maestrat (C. Valenciana)

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L' Alt Maestrat (C. Valenciana)

L’Alt Maestrat, antiguo refugio de bandoleros, es tierra de trufas, arte rupestre, molinos harineros y árboles monumentales. Pero el motivo principal por el que esta comarca del interior de Castellón ha recibido miles de visitantes a lo largo de los años es por las aguas medicinales del manantial de Font d’En Segures, situado a dos kilómetros de la población de Benassal.

 

El turismo rural es otro de los grandes atractivos de L’Alt Maestrat, un territorio de pueblos pintorescos como Culla y Catí, declarados Bien de Interés Cultural en el año 2004. Cerca de la primera localidad se encuentra la carraca de Culla, una encina de más de 500 años y 20 metros de altura, que llama la atención de los más pequeños que se quedan boquiabiertos ante las dimensiones de este árbol.

 

Pero lo más insólito de L’Alt Maestrat está en sus cielos porque la escasa contaminación lumínica es ideal para contemplar las estrellas. En Culla está el observatorio astronómico, Aeromaestrat, en el paraje de San Cristóbal, que contiene uno de los mejores miradores de la comarca.

 

Por su parte, Catí es también una población balnearia gracias a las aguas que brotan en el manantial de la Font de l’Avellà, ubicado en un paisaje recogido a 900 metros de altitud junto a la ermita de la Mare de Deu de l’Avellà.