Qué hacer cuando la arena no es suficiente

La Costa Daurada en 11 planazos 'aftersun'

Propuestas para alérgicos a la playa que quieran pasar unas vacaciones alternativas en la provincia de Tarragona.

Por mucho que se la conozca como Costa Daurada, en realidad esta zona al sur de Barcelona es mucho más que solo costa. Sus playas de fina arena dorada son sin duda un gran reclamo, algunas de hecho están entre las mejores playas de Cataluña; pero desde el litoral mediterráneo hasta las montañas de Prades, hay un mundo de posibilidades casi infinitas al que no hay que quitarle ojo.

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Vistas desde la catedral

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Fetichismo arqueológico en Tarragona

La capital de la Costa Daurada es algo así como un parque de atracciones para los arqueólogos. Fue por ello que la Unesco la declaró patrimonio mundial. Al acceder por el Portal del Roser se descubre que la ciudad que el emperador Augusto convirtio´ en mito pervive en simbiosis con la actual. Y cada poco que se hacen obras, aparecen más vestigios, con lo que Tarraco se ha convertido en uno de los principales vestigios romanos de España. Nunca se sabe qué se puede encontrar al entrar en los edificios del centro histórico, como ocurre con el restaurante Degvsta. Su comedor con elementos de la Edad Media es perfecto para un encuentro con la cocina tarragonina. Para hacerse una idea de la magnífica extensión que alcanzó el Gran Foro Provincial hay que pasear frente a la Catedral de Santa Tecla, todo un símbolo de Tarragona. Además, desde el campanario hay una de las mejores vistas panorámicas del territorio. Desde arriba, se podrá entender como su privilegiada ubicacio´n llevo´ al primer campamento romano a convertirse en  una de las ciudades ma´s importantes del Imperio Romano.

Cambril gastro

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Capital gastro de la Costa Daurada

Cada día, a las cinco de la tarde, el revuelo de las gaviotas advierte al bañista que algo pasa en el puerto. Es el momento en el que regresan los barcos de faenar con el pescado fresco en el que se cimenta el potencial gastronómico de un municipio que no solo atesora dos estrellas Michelin, también numerosos restaurantes, tascas, tabernas y barras de larga tradición. Este sabrosísimo microcosmos se concentra justo detrás de los amarres con la Torre del Puerto como faro. De hecho, este monumento es el fondo de pantalla de la vajilla que Diego Campos usa para presentar sus aperitivos en el Rincón de Diego. Pero la conexión con el mar y sus tatuajes no termina en este detalle decorativo. Y es que Diego Campos ha logrado mantener su estrella Michelin desde 2005 gracias a su apuesta por el pescado y el marisco de proximidad y a por su creatividad. De hecho, de su cocina pueden salir desde platos revisados como la lubina con patatas y trufa o preparaciones más exóticas como la pimieta de sichuan con teriyaki balsámica de costilla ibérica. La contrapartida está en Can Bosch: de popular casa de comidas a estrella Michelin desde 1984, todo un viaje de excelencia que ya va por la tercera generación. Sus arroces son un imprescindible de Tarragona, mientras que el menú degustación es un salto delicioso de carácter mediterráneo.

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Foto: Reus Promoció

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Vuelta a los orígenes

Reus y Riudoms siguen a la greña por atribuirse el mérito de ser la ciudad natal de Gaudí. Pero al final, nacer es sólo un accidente y lo importante es lo que se hace con la vida.  Como lo genial suele expresarse de forma sencilla, el mismo Gaudí dió con la solución: “la originalidad consiste en volver al origen” y Reus fue su origen como arquitecto. Fue en la casa familiar de la calle de Sant Vicenç donde aquel niño solía curiosear en el taller de su padre, de oficio calderero, para ver cómo moldeaba el espacio a base de golpear el material candente. Paradojas de la vida, Gaudí no firmó ningún proyecto en Reus. Estuvo a punto de remodelar el Santuario de Misericordia, pero aunque se aprobó el proyecto, finalmente, no se construyó. De todo ello da buena cuenta el Gaudí Centre, en la popular Plaza del Mercadal. Pero como el Modernismo es mucho más que Gaudí, la ciudad tiene otras joyas, como las firmadas por Domènech i Montaner. Sin ir más lejos, en la misma plaza está la Casa Navàs. Más lejos está el Instituto Pere Mata, una maravilla en la que ya se aprecian las líneas por las que Domènech i Montaner optaría posteriormente en el Hospital de Sant Pau de Barcelona.

Museo del vermut

Foto: El Museo del Vermut

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Reus, París y Londres

En el siglo XVIII, Reus se codeaba con París y Londres; al menos en lo que respecta a la cotización del aguardiente. Jugar en la primera liga del alcohol hizo que la ciudad se convirtiera en la puerta de entrada del vermut en España. No fue hasta 1892 que Joan Gili registró la primera marca de vermut de Reus. Entre finales del XIX y principios del XX, surgieron más de una treintena de fabricantes que elaboraban medio centenar de marcas de prestigio que situaron en el mapa internacional del vermut a la ciudad. Un lugar donde hacer una inmersión total en este especialísimo licor es el Museo del Vermut, donde Joan Tàpias exhibe su colección de 1.300 botellas y centenares de carteles, etiquetas y objetos diferentes de marqueting que decoran las salas de un edifico modernista rehabilitado al detalle para abrir las antiguas bodegas del Vermut Rofes al público.

 
Escala Dei. Escalera hacia el cielo

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Escalera hacia el cielo

Dijo el poeta Friedrich Hölderlin que lo que dura lo fundan los poetas, y viendo el paisaje de viñas del Priorat se podría pensar que los viticultores de la zona tienen más de poetas que de agricultores. Y es que como dijo a National Geographic Jordi Vidal, de la bodega Conreria d’Scala Dei: “a estas tierras les tienes que coger cariño”. Las viñas de laderas son muy complicadas de trabajar, por lo que las rentabilidades y la producción son muy reducidas. Esta zona es para auténticos entusiastas, que poco a poco están logrando reconstruir el paisaje en mosaico del Priorat, aquello que hubo en el pasado. Algo parecido a los tiempos de la Cartuja de Escaladei (siglo XII), la primera de la Península Ibérica. La cartuja fue uno de los embriones vinícolas de un territorio que, a pesar de sus reducidas dimensiones, apenas 3.800 hectáreas en total, tiene dos denominaciones, la DOQ Priorat y la DO MontsantVale la pena conocer el paisaje del Priorat, pararse en sus pueblos, en Gratallops, en la Vilella Alta, en Siurana, el último bastión árabe de la zona, que parece tallado directamente en la roca del promontorio desde el que se eleva. Para recorrer esta zona hay que reducir la marcha: primero porque sus carreteras son estrechas y serpenteantes y segundo, porque la belleza no se lleva bien con la velocidad.

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Foto: Terra Dominicata

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NATURALEZA Y SILENCIO EN EL PRIORAT

Lo mejor será alojarse en el Terra Dominicata: hedonismo puro en el corazón del Priorat. A un paso de Escala Dei, este alojamiento ocupa la que fue una de las granjas de los cartujos. Todo está preparado para que los días aquí se sienten a otro ritmo, como surfeando el paso del tiempo. Terra Dominicata es una construcción renovada con 26 habitaciones de alto confort, cada una singular, ideadas para desconectar -ni en las habitaciones ni en las salas hay televisores- y una gran variedad de espacios con un toque exquisito de decoración. La rehabilitación se ha llevado a cabo respetando al máximo la arquitectura original. Además, cuentan con una terraza ajardinada de 500m2 y piscina con vistas a los paisajes de serranías y viñedos del entorno. Cómo no, la gastronomía es clave. De ella se encarga Mattia Turchet, el chef del restaurante Alma Mater, un restaurante centrado en el producto de proximidad. Su carta evita las piruetas arriesgadas para centrarse en una equilibrada oferta en la que destacan los arroces y las carnes -el meloso de cordero sobre bizcocho de olivas y cremoso de romero es una auténtica escalera hacia el cielo gastronómico-. Atención especial a la repostería de Paula Requena y a los tres vinos que produce la bodega, el rosado Umbra, el tinto Domus Aquilae y el blanco Sui Generis , cuyas primeras añadas son del 2006. Sólo se sirven en el restaurante o se pueden comprar en la tienda de la bodega.

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AQUÍ ESTUVO ALBERT EINSTEIN

Cuando Albert Einstein estuvo de gira por Cataluña visitó el Monasterio de Poblet. Hay una fotografía del 25 de febrero de 1923 como testimonio: se le ve bajo un arco  junto a su esposa y dos acompañantes más. El monasterio aún estaba en ruinas. Su segunda juventud que llega hasta la actualidad se debe a un sueño infantil que Eduard Toda i Güell compartido con Josep Ribera y el mismísimo Antoni Gaudí y que logró llevar a cabo a partir de 1930. En la actualidad, el Real Monasterio de Santa Maria de Poblet -Patrimonio Mundial por la Unesco desde 1991- es una de las tres joyas de la Ruta del Císter, junto a los conventos de Santes Creus y Vallbona. La regla de San Benet señala que todo monasterio debe tener una hospedería siempre a punto para acoger a quien lo necesite. A cambio, el viajero sólo debe cumplir con las normas de la comunidad. Dormir en este monasterio es una de las experiencias más singulares que se pueden vivir en la Costa Daurada. La sencillez y austeridad del císter se revelan en un verdadero lujo en una sociedad ultraconectada.  Eso sí, sólo hospedan a hombres. Las mujeres pueden hacerlo en la moderna hospedería exterior o si se busca una experiencia más auténtica tocará ir al monasterio de Santa María de Vallbona de les Monges no existe esta limitación.

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Foto: Adernats

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Como si fuera una catedral del vino

Cerca de Nulles, entre viñas de de xarel.lo, de macaven y merlot que crecen en libertad cogiendo su propia forma casi como esculturas naturales, se levanta una catedral del vino. El término se le ocurrió al escritor Angel Guimerà, a quien estos edificios le parecieron más catedrales que bodegas. La de Nulles la construyó César Martinell, quien aplicó todo lo aprendido con Gaudí. Nulles es puro cooperativismo. Su bodega Adernats está constituida por 90 socios y hay 15 personas trabajando, en una población de no más de 500 habitantes. Se puede visitar los sábados y tienen una agenda repleta que llega a su momento álgido con el Vinitfest, una especie de fiesta mayor del vino que convierte la bodega en una deliciosa verbena con música, arte, y, por supuesto, vinos y cavas hasta la madrugada.

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Foto: Portal 22

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NO SOLO DE CALÇOTS VIVE VALLS

Nulles está a un tiro de piedra de Valls. Que se la conozca a ésta como la capital de los calçots no significa que todo vaya a ser masía, teja y babero. Hay mucho más: Valls es el Km 0 de los castillos humanos. Aquí la tradición se vive con más pasión que un día de derbi futbolero. Últimamente, los éxitos de las dos collas castelleras se suelen celebrar en el Portal 22un espacio gastronómico y cultural que se anima sobre todo el fin de semana. A la hora de cenar, tienen una propuesta de tapas gourmet para compartir que van variando, aunque están las fijas, las que llevan desde 2013, cuando abrieron puertas, como los canelons de sepia o el tentáculo de de pulpo con panceta, una combinación que rompe fronteras, el mar y la tierra en un maridaje potente. Cuando acaban las cenas, el espacio muta en sala de fiestas, bar musical y coctelería donde todo es posible. Como dice una ilustración de Paula Bonet que hay al lado de la barra que atiende Rafa, biólogo metido a barman, “les nits que no acaben mai”. Así que las noches en Valls duran animadas hasta las tres de la madrugada. Al salir, la torre del campanario de la iglesia de San Juan Bautista se ve cercana, esbelta, iluminada, parece un castillo, y su cruz, el anxaneta.

Pau Casals

Foto: Vil.la Museu Pau Casals

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Se debe actuar, no es suficiente con vivir

Más que una casa, es un sentimiento. Muchas plazas y calles de Cataluña llevan el nombre de Pau Casals; como mínimo, habría que pasarse por Sant Salvador para conocer la vida de este músico universal, ideal del artista comprometido. El genial violonchelista se hizo construir junto a la playa una residencia de descanso para cuando volviera de sus largas giras por todo el mundo, pero el fatal desenlace de la Guerra Civil le forzó a abandonarla y exiliarse hasta su muerte en 1973, en San Juan de Puerto Rico. Hoy el museo brinda un emocionante itinerario por su vida y obra a través de los diferentes espacios de la casa. Escuchar cómo interpretó el Cant dels ocells en la Sala de Música sigue siendo parte de un legado importante que transmite a las nuevas generaciones la idea de la libertad, de la paz y del encuentro entre las culturas. Lo expresó bien John Fitzgerald Kennedy: “el trabajo de los artistas es un símbolo de la libertad del hombre, y nadie ha enriquecido más esta libertad que Pau Casals”.

 
Hotel Termes Montbrio

Foto: Hotel Termes Montbrió

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Un poco de relax antes de volver

Será por el origen clásico de la Costa Daurada, pero lo cierto es que en la zona hay una larga tradición de espacios de aguas termales. De entre todos ellos, destaca el histórico  Hotel Termes Montbrió, considerado entre los mejores de Europa. Rodeado de campos, el hotel esconde un spa dentro de un jardín botánico de 4 hectáreas con especies centenarias que se abastece de manantiales que manan a temperaturas de entre 41 y 81ºC.  Un mundo de relax y bienestar que además suma los 1.000 m2 del Aquatonic, un paraíso lúdico termal con cascadas laminares, jets de hidromasaje, rápidos circulares, microburbujas y baños termales para salir con los dedos de las manos bien arrugaditos.

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