La curiosa silueta de Croacia divide el país en dos partes muy claras. Una es el interior, rechoncho, agrícola y fértil. Y el otro es el litoral, uno de los lugares con más historia y encanto de la vieja Europa. No en vano, la Costa Dálmata es una maravillosa mezcla de vestigios romanos, delirios venecianos y fortificaciones fotogénicas. Una mezcla insuperable que se adereza con un mar Adriático cristalino e hipnótico para crear el destino costero definitivo.