
El ambiente navideño llega un mes antes de la Navidad e invade el quehacer cotidiano de ciudades y pueblos. Todo cambia. Música por las calles, luces, adornos y los mercadillos que tradicionalmente se instalan con puntualidad a finales de noviembre para permanecer hasta la vigilia de Navidad. Todo este atrezzo convierte a las ciudades en un gran escenario festivo, cada una en su estilo, y cuando éstas ya tienen una imagen de cuento, el resultado es todavía más atractivo. Innsbruck, a los pies de los Alpes, Gouda, iluminada con miles de velas; Copenhague y el Tivoli y Bergen con su pueblo de jengibre son destinos a tener en cuenta en estas fechas.