Asun Luján
Periodista redactora de Viajes National Geographic

En los Andes peruanos, el Valle Sagrado de los Incas, con sus pueblos indígenas, desfiladeros y ríos, es un lugar tan mágico que merece ser visto de una manera diferente. A una hora de Cusco y cerca de la legendaria ciudadela de Machu Picchu –ambas Patrimonio de la Unesco–, el valle se puede contemplar suspendido sobre el vacío a 400 metros del suelo, dentro de una cápsula de policarbonato transparente y aluminio aeroespacial de alta resistencia.
La actividad, promovida por Skylodge, está pensada para que viajeros sin habilidades escaladoras puedan vivir esa experiencia y disfrutar de vistas de vértigo. Desde las cabañas aferradas a las paredes rocosas se puede admirar de día el valle y, de noche, dormir rodeado por un sobrecogedor silencio y con el cielo estrellado enteramente a la vista.
El acceso a este singular campamento es también parte importante de la aventura. La base de salida es la aldea de Pachar-Ollantaytambo, popular por sus zonas de escalada. Para alcanzar las cabinas se puede elegir entre un puente colgante con una vía ferrata o una espectacular tirolina. El conjunto incluye 3 módulos de 7, 5 metros de largo por 2,6 metros de ancho, cada uno con capacidad para 4 personas (cama doble y dos individuales), con comedor y baño privado. Una cuarta cabina, con un sala interior y un plataforma a cielo abierto, permite a los visitantes reunirse para comer juntos y compartir sus vivencias.