irrenunciables sardos

De Capo Testa a Cagliari: nueve imprescindibles para una primera vez en Cerdeña

Este paraíso del Mediterráneo sorprende con sus más de 300 playas, sus pueblos medievales, sus vestigios prehistóricos y sus sobrecogedores paisajes.

La llegada por mar a Cerdeña entraña algo mágico. La costa rocosa del norte de la isla se recorta en el horizonte auspiciando el montón de sorpresas deliciosas que depara este viaje por la gran isla de paisajes y ambiente mediterráneo y fuerte personalidad. Porto Torres, situado en la costa norte, a 18 kilómetros de la ciudad de Sassari, es la puerta de entrada de esta ruta que hilvana sus principales atractivos. 

De Capo Testa a Cagliari: nueve imprescindibles para una primera vez en Cerdeña

Capo testa y la magia de la erosión

La región norte de Gallura tiene en la localidad de Santa Teresa su base de operaciones. Situada en un puerto abrigado, encajada entre muros de roca, desde aquí se puede acceder a Capo Testa a través de un paisaje mágico de rocas ciclópeas de granito erosionas por el paso del tiempo. Caminando desde Cala Grande se puede adentrar en el Valle de la Luna y visitar la villa de Calangianus y las Tumbas de los Gigantes de Pascareddha, un complejo neolítico compuesto por una serie de losas de piedras dispuestas en círculos.

Vistas de Capo Testa
Capo Testa / Foto: iStock

Cala Coticcio y las islas de la Maddalena

Compuesto por 62 islas e islotes que emergen a pocos kilómetros de la costa de Cerdeña, el archipiélago de la Maddalena es un paraíso de aguas cristalinas que forman un Parque Nacional donde es posible remojarse en enclaves de postal como la Cala Coticcio, en isla de Caprera. En esta se puede visitar la residencia los Garibaldi durante los últimos 26 años de su vida: el Compendio Garibaldi y su Casa Blanca.

Cala Coticcio

Cala Coticcio

 

 

Cala Coticcio / Foto: iStock

Castelsardo y sus infinitos colores

Castelsardo es un pequeño pueblo medieval situado en el golfo de Asinara y presidido por un imponente castillo. Desde el promontorio de roca volcánica que se asoma al golfo, las vistas son espectaculares. Toda la costa norte está jalonada de playas de arena blanca y aguas turquesas, como la de Badesi.

Castelsardo

Castelsardo

 

 

Castelsardo / Foto: Getty Images

Gruta de Neptuno: 656 escaleras para un viaje al centro de la Tierra

El extremo norte de Cerdeña se adentra en el Mediterráneo con el Cabo Caccia. Allí, una red de senderos recorre un territorio agreste y salvaje con algunas sorpresas como la Gruta de Neptuno, cuyo interior está decorado con una profusión de estalactitas y estalagmitas de gran belleza.

Gruta de Neptuno
Gruta de Neptuno / Foto: iStock

Oristano y la herencia fenicia

Las playas más salvajes y menos concurridas se suceden al sur de Alguer, algo más allá del pueblo de Oristano y las ruinas fenicias de Tharros. Es la denominada Costa Verde en la que destacan las playas de San Nicolao y la de Piscinas, entre otras muchas calas y arenales de belleza impresionante. Pero esto ya lo descubrieron los fenicios allá por el siglo VIII a.C.

Oristano
Oristano / Foto: iStock

Alghero al atardecer

La amurallada villa de Alguer (Alghero) tiene un centro histórico espectacular que gira en torno a la Piazza Civica o del Poul Vel, donde se encuentran los edificios de estilo gótico catalán que durante siglos representaron a las instituciones locales: el Palacio Ferrara, la Casa de la Ciutat y el Palacio de la Duana Reial. Al caer la tarde, el viajero descubrirá el placer de andar por el Bastioni Marco Polo, el paseo marítimo que une la torre del Esperò Reial con la de la Polveriera; estos baluartes forman parte de la media docena de torres que antaño defendían la ciudad.

Alghero
Alghero / Foto: Shutterstock

Cala Luna y las playas oradadas

La zona del golfo de Orosei está moteada de pequeñas calas de aguas cristalinas resguardadas por altos acantilados, muchas de ellas solo accesibles a pie o por mar. Cala Gonone es una de las más bellas, junto con la de Poetto, situada justo al lado de la Laguna de Molentargius, una zona de marismas frecuentada por flamencos y otras aves migratorias y, por supuesto, Cala Luna, con sus singulares cuevas.

Cala Luna
Foto: Shutterstock

Cala Goloritzé, el icono costero de cerdeña

La que está considerada como una de las playas más bonitas del Europa merece la hora y cuarto de caminata que hay que hacer para llegar hasta ella. Su ubicación, en un litoral rocoso gobernado por el pico homónimo, y su estatus de espacio natural protegido dentro del Parque Nacional de Gennargentu eleva este paisaje a la categoría de santuario, y no porque parezca hecho por los dioses, sino porque su estado de preservación es admirable. 

Cala Goloritzé
Cala Goloritzé / Foto: iStock

Cagliari y su dolce vita mediterránea

En el extremo sur de Cerdeña se halla la capital, cuyo centro histórico ha sido restaurado en los últimos años y está presidido por el magnífico Castillo de San Michelle, del siglo XIV. Es un placer vagar por las calles de Cagliari –en cuyos restaurantes es posible comer de maravilla a precios asequibles–, perderse por el Mercado de San Benedetto de los sábados y detenerse en la Plaza Viceregio.

Cagliari
Cagliari / Foto: iStock